El día de la desaparición, a las 17.00 horas, Tomás dejó a Olivia en clases de alemán. En ese momento, entregó a su pareja, directora del centro, un estuche lapicero con cinta de embalar, pidiéndole que le llamara a las 23.00 horas.
Pese a ello, abrió el estuche a las 17.20 horas, encontrando en su interior un fajo de dinero por importe de 6.200 euros y una carta despidiéndose de ella, "sin que hiciera alusión alguna a las menores".
La magistrada aclara, por tanto, que en la carta de despedida no se hacía referencia alguna a que Tomás tuviera en su poder a las niñas, por lo que su pareja no podía intuir que se estaba gestando la comisión de alguna acción ilegal.
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