En declaraciones a Europa Press, una de las vecinas ha reconocido: "Yo no había visto esto en mi vida, tan exagerado". Ha destacado la presencia de "barro" porque "el agua se saca fácil, pero para el barro todavía quedan un par de días de trabajo".
Ha confesado haber pasado miedo: "Porque no sabía cuándo iba a parar esto; yo sólo veía entrar agua en casa, sacabas y seguía cubriéndote lo mismo".
Otro vecino de la calle Olmo, en cambio, no pasó miedo, tal vez porque era la tercera que vivía: la primera, en el 83, en el País Vasco, y la segunda en 2004, esta vez en Fuenmayor también.
Ayer, ha relatado: "Vino un golpe tan grande que no daba tiempo a nada. Cerrar las puertas, meter una manta, y así hemos pasado".
Aún no sabe hasta dónde llegarán las pérdidas, pero no pasó miedo porque en su casa "hay una terraza arriba y para cuando llegue arriba tiene que subir mucho".
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