190 enfermos murcianos están a la espera de un trasplante que les salve la vida

  • La mayoría necesitan un riñón.
  • En la Región se dona más que en el resto de España.
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Para 190 murcianos, cada día es una sinvivir pegados al teléfono. Son las personas que están esperando en la actualidad un trasplante de órganos en la Región de Murcia, que pueda salvarles la vida o mejorar sus condiciones.

La mayoría de estos enfermos (126) necesitan un riñón , ya que los tratamientos de diálisis pueden alargar la espera, que según Sanidad, se cifra en seis meses de media. El resto (47) precisan un hígado, un corazón (2) o un páncreas (3). Los otros 12 están en la cola para otro tipo de órganos (córnea, pulmones, médula ósea...).

Mejores datos

Como este sábado es el Día Mundial del Donante de Órganos, la Consejería de Sanidad hizo ayer balance. Entre enero y mayo de este año 21 personas han donado órganos para 115 trasplantes, 9 más que el año anterior. La mayoría son de córneas (37) y de médula (36), seguidos de riñón (21); hígado (20) y corazón (1).

En todo 2008 se realizaron en la Región 276 trasplantes de 53 donantes. Eso hace que en Murcia haya 37,1 donaciones por cada millón de habitantes, tres puntos por encima de la media nacional. España es líder en la UE.

Respecto a la procedencia de los órganos para los trasplantes, según la asociación Alcer (de enfermos de riñón), el descenso en las muertes por accidente de tráfico se compensa con el aumento de población. La mayoría de los donantes de órganos fallecen por infartos o por muertes cerebrales.

Pero en la otra cara de la moneda están las familias que se niegan a donar los órganos de sus familiares. Esta negativa se produce en dos de cada diez casos. Para evitarlo, Sanidad dará 68.000 euros a asociaciones de enfermos para que hagan campañas de concienciación.

Cristóbal Quintero. Hace 10 años le trasplantaron un riñón.

"Los órganos no van al cielo"

El 17 de noviembre de 1998, Cristóbal Quintero, un vecino de Molina de Segura que tiene ahora 54 años, volvió a nacer. Lo hizo gracias a un trasplante de riñón. «Yo llevaba desde 1991 en diálisis por una enfermedad renal. Se me secaron los riñones. Tenía que ir tres días a la semana, cuatro horas, a dializarme. Eso me afectaba psicológicamente. Tenía dos hijos pequeños, no podía viajar, no podía comer frutas como el melocotón... Veía que otros compañeros de diálisis se sometían a trasplantes a los dos años. Pero yo soy 0 positivo y lo tenía más difícil. En 1998 me llamaron, porque había una muerte cerebral. Me trasplantaron y no tuve rechazo. Llevo 10 años con él y llevo una vida normal. Yo le pido a la gente que done, porque como dijo el obispo Azagra, los órganos no van al cielo».

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