Todo el mundo conoce a Julia Roberts. Desde que se convirtiese en la 'Novia de América' oficial tras encarnar a la protagonista de Pretty Woman (papel que estuvo a punto de rechazar), el público ha seguido todos sus pasos, con una parada obligatoria en el momento en que sonó su nombre y consiguió su estatuilla a mejor actriz en los Oscar por Erin Brockovich. Y sin embargo, ha sido una de esas celebrities que ha sabido mantener tan separadas su carrera profesional de su vida privada que no todos los que admiran su trabajo sabe que tiene tres hijos adolescentes, los cuales viven bastante ajenos a las cámaras.

Emma Roberts publica varias fotos de su embarazo casi tres meses después de dar a luz a su primer hijo

Es curioso, sin embargo, que precisamente la protagonista de Novia a la fuga (una mujer que siempre se echa para atrás justo cuando va a pasar por el altar) no encontrase una estabilidad amoroso-afectiva propicia desde que llegase bastante joven a Nueva York proveniente de su Georgia natal para estudiar Periodismo (aunque su verdadera vocación era la veterinaria).

Y eso que nada más triunfar en Hollywood encontró su primera pareja de postín. Se trataba de Dylan McDermott, su compañero de reparto en Magnolias de acero (película por la que ganó un Globo de Oro y su primera nominación al Oscar), con quien se comprometió pero con quien nunca hubo boda porque rompieron justo antes de que ella se embarcase en Pretty Woman.

La lista de hombres con los que Roberts ha estado ha sido bastante larga: Liam Neeson, con quien había coincidido en Satisfacción; Kiefer Sutherland, tras rodar juntos Línea mortal y con ceremonia programada para el 14 de junio de 1991 y que se fue al garete porque él le fue infiel con una bailarina de striptease; o el actor Jason Patric.

Eso sí, parecía que en 1993 había encontrado al hombre definitivo en el cantante de country Lyle Lovett, con quien se casó... para divorciarse dos años después. Tras varias relaciones más (con, por ejemplo, los intérpretes Daniel Day-Lewis, Matthew Perry o Benjamin Bratt, siendo esta última las más duradera) llegó, en 2001, rodando The Mexican, el cámara Daniel Moder, con quien se casó en julio del año siguiente en Nuevo México. Hubieron de esperar al divorcio porque cuando se enamoraron él todavía estaba casado.

Tras la boda, los hijos. Y los primeros en venir al mundo fueron los mellizos, Phinnaeus Finn Walter y Hazel Patricia, el 28 de noviembre de 2004 en un centro de Los Ángeles. También en la ciudad californiana llegaría el tercero, Henry Daniel, nacido el 18 de junio de 2007.

Desde entonces, Julia Roberts pasa largas temporadas en su rancho de Nuevo México, lo cual le sirve no solo para desconectar de la vida en California, sino también para criar a sus hijos, todos ellos ya adolescentes, lejos del mundanal ruido, protegiendo de paso su privacidad.

Porque el hermetismo con el que la estrella ha llevado junto a su marido la crianza de sus hijos es tal que apenas hay fotografías de ellos, si bien a veces es posible vislumbrar cómo van creciendo gracias a las fotografías que sube Moder a su Instagram. Si acaso, se sabe que Roberts hace bastante porque sus tres hijos lleven una vida saludable, siendo habitual que todos ellos tengan actividades deportivas extraescolares, que toda la familia dé paseos en bicicleta y que entre los cinco cuiden su huerto ecológico.

Además, la propia actriz evitaba que sus hijos supieran quién era en el mundillo de Hollywood. "Ese tema aún no forma parte de sus vidas, solamente son niños y yo soy su madre, así que no tienen nada que saber por ahora de eso", explicó en una entrevista. Tanto es así que hay una curiosa anécdota que contó Roberts en una ocasión: uno de sus hijos llegó a preguntarle "¿Eres más famosa que Taylor Swift?".

Si alguno de ellos, después de saber que sí, que su madre llegó a ser la actriz mejor pagada del mundo varias veces, quiere emprender el camino de Hollywood, no solo pueden preguntar a Julia, por cierto, sino también a su tío (Eric Roberts) o su prima (Emma Roberts). El tiempo nos dirá si han heredado la eterna sonrisa que caracteriza el rostro de la intérprete, que en octubre cumplirá 54 años.