La crisis está golpeando con fuerza a los autónomos y cada semana un promedio 120 negocios (17 cada día) echan la persiana para siempre en Aragón, especialmente en el comercio y la construcción. Sólo entre abril de 2008 y de 2009 abandonaron su empresa un total de 6.249 autónomos (2.894 tenderos, 3.019 relacionados con la construcción y 336 transportistas) por la caída de los encargos y del consumo.

El panorama todavía es más desolador si se tiene en cuenta que en tres décadas, éste es el primer año en el que desciende el número de autónomos. Desde 1999 hasta el pasado año el número de empresarios había aumentado un 36,95%, pasando de 86.059 a 117.865. Hoy son 111.616, un 5,3% menos que el año pasado.

El cierre de las empresas conlleva además la pérdida de los puestos de trabajo de los empleados que el autónomo tiene a su cargo. "Éste sector es el gran creador de empleo y sin embargo está muy desprotegido", aseguró el secretario general de UPTA España, Sebastián Reyna.

Las agrupaciones de autónomos reclaman que la DGA favorezca la creación de cooperativas, la carga y descarga de las mercancías en los barrios, y la formación del personal en un plan integral.

El acceso a la innovación, la tecnología y la investigación, y la apertura de microcréditos por parte de las entidades financieras son otros de los problemas que más preocupan a los autónomos.

«Sólo podremos saber si se está saliendo de la crisis cuando el número de autónomos se vaya recuperando», asegura el técnico de UPTA Antonio Gorría, que durante nueve años ha estudiado el sector.

En el 60% de los municipios aragoneses la única actividad económica que se lleva a cabo es la que realizan los trabajadores autónomos, según los datos de UPTA. Es en las localidades más pequeñas, con menos de 500 habitantes, donde los autónomos reclaman que se habiliten zonas multiservicios que aúnen ultramarinos, bar y casa de turismo rural.

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