Los duques de Lugo vuelven a posar juntos por la comunión de Victoria Federica

  • La infanta Elena y Jaime de Marichalar se juntaron este lunes con motivo de la comunión de su hija.
  • Al acto también acudierno los Reyes y la familia de la infanta Cristina.
  • El grupo posó en la puerta de la iglesia para los fotógrafos.
Foto grupo de la comunión de Victoria Federica.
Foto grupo de la comunión de Victoria Federica.
Juanjo Martín / Efe
Foto grupo de la comunión de Victoria Federica.

Casi dos años después de que la Casa Real anunciara el "cese temporal de la convivencia matrimonial" de los duques de Lugo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar han vuelto a ser fotografiados juntos, esta vez con motivo de la comunión de su hija pequeña, Victoria Federica.

A la ceremonia de la pequeña, que se ha celebrado junto con otros veinte de sus compañeros del colegio San Patricio de Madrid, han asistido también sus abuelos, Don Juan Carlos y Doña Sofía, así como sus tíos los duques de Palma, y los hijos de éstos.

La administración del Sacramento se ha llevado a cabo en un acto reservado sólo para las familias de los niños en la iglesia de San Pedro Mártir del teologado de los Padres Dominicos de Alcobendas (Madrid), donde Victoria Federica entró junto a su hermano, Felipe Juan Froilán, de la mano de su madre, mientras Jaime de Marichalar y la abuela paterna, Concepción Sáenz de Tejada, que llegaron minutos antes, saludaban a familiares de otros niños.

Al término de la ceremonia, que ha durado algo menos de una hora, Victoria Federica ha abandonado el templo de la mano de Doña Elena y su hermano Felipe, de la mano de Doña Sofía, antes de posar para una foto de grupo a la entrada de la iglesia.

Victoria, feliz, ha mantenido la sonrisa ante las cámaras, flanqueada por el Rey y Doña Elena y en la puerta del mismo templo donde su hermano había recibido la Primera Comunión dos años antes.

Victoria Federica, que cumplirá nueve años el 9 de septiembre, vestía el traje tradicional para recibir la Eucaristía, de organza con jaretas, mientras que los niños llevaban un traje de marinero.

Según testimonios de algunos padres, el centro educativo exige la mayor austeridad para este acto religioso, por lo que impide a los familiares tomar fotos dentro de la iglesia, donde las niñas entran con las manos juntas mirando hacia arriba y los niños con los brazos cruzados, sin misales o cualquier otra cosa que pueda distraer su atención durante la ceremonia.

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