El aeropuerto de Bilbao inicia al fin el camino que le llevará a reducir el ruido que soportan los vecinos del entorno. Tras años de insistente contaminación acústica.

La ampliación del aeropuerto de Loiu, prevista para los próximos años, deberá llevar aparejada una serie de medidas dirigidas a corregir este problema, denunciado en infinidad de ocasiones por los vecinos de la zona e, incluso, reconocido en los tribunales como ruido nocivo, que supera los niveles permitidos.

Entre las medidas, la insonorización de los edificios de usos sensibles (colegios, sanatorios, equipamientos culturales...), así como de unas 1.800 viviendas ubicadas en la zona.

La Declaración de Impacto Ambiental de las obras, emitida por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, aprueba la rehabilitación, pero obliga a AENA (Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea) a elaborar un plan de aislamiento acústico de su entorno.

Pero el plan para la reducción de la contaminación acústica tiene más frentes. Así, el aeropuerto deberá aplicar otras medidas. Por ejemplo, los aviones, cuando rueden sobre la pista, sólo deberán poner en marcha uno de sus motores.

El tiempo de espera de los aviones también se reducirá y se mejorará la trayectoria de la salida a pista, entre otras medidas. El Ministerio también indica otras correcciones dirigidas a proteger el sistema de aguas, la calidad del agua, de la vegetación, la fauna o el patrimonio cultural.

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