El primer paso para poder ayudar a una persona es que ésta quiera recibir ayuda. En Vigo esta cuestión no es fácil, pues según los datos de la Policía Local, nueve de cada diez mendigos rechaza cualquier tipo de asistencia para mejorar su vida.

En el mes de marzo, los agentes llevaron a cabo una campaña específica para identificar indigentes y comprobar su situación personal con el fin de ofrecerles una salida para su situación. Para ello, identificaron a 81 personas ejerciendo la mendicidad, de las que sólo 16 manifestaron contar con ayudas sociales de entre 300 y 400 euros al mes.

Las 65 restantes aseguraron, por el contrario, no contar con ningún ingreso. Aún así, sólo dos de ellas aceptaron su traslado al albergue provisional situado en Cánovas del Castillo.

De los más de 80 indigentes localizados, sólo cuatro pernoctaban en este albergue. La mayoría, pasa la noche en inmuebles abandonados e incluso dentro de un tubo de hormigón de una obra de la calle Arenal.

Polémico albergue

El refugio de la Escuela de Hostelería se abrió en enero para hacer frente a la ola de frío y un día después de que un indigente apareciese muerto en la calle.

Desde el Concello se recalcó de que se trataba de una medida «provisional», mientras no se remataba la construcción del albergue municipal en el edificio de la Gota de Leche. La concejalía de Bienestar Social prometió que abriría el 15 de marzo, pero el cambio de gobierno en la Xunta y las discrepancias sobre los usos de este edificio han parado las obras.

Aunque no existe un perfil claro del mendigo vigués, las patrullas han encontrado un denominador común en la mayoría: la adicción a las drogas o al alcohol. Su franja de edad oscila entre los 30 y los 60 años y la Policía no ha detectado a ningún menor viviendo en la calle.

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