Principios o mediados de junio. Ésa es la fecha que maneja ahora el Ayuntamiento de Málaga para que entre en funcionamiento el blindaje del casco histórico: las pilonas en cinco accesos para que los vehículos no entren en la llamada almendra del centro.

El anuncio del Consistorio en septiembre de 2008 fijó la puesta en marcha para febrero. Llegada esa fecha, lo pospuso hasta la conclusión de las rebajas. Una vez terminados los saldos, había que esperar a que pasara la Semana Santa para que todo el dispositivo técnico (semáforos, lectores...) que va en las entradas de los accesos no interfiriera con el paso de los tronos. Y, ahora, la última fecha que el Consistorio señala en el calendario nos coloca a las puertas del verano.

El hilo conductor de estas demoras se centra en la organización del acceso y en las reuniones con vecinos y comerciantes del centro. Las cinco entradas originales (Císter, Cisneros, Nosquera, Méndez Núñez y Sancha de Lara) se convirtieron en cuatro –Cisneros fue desechada–, aunque finalmente se volvió al plan original tras las sugerencias de los residentes.

Tras las reivindicaciones de los vecinos también se cambiaron dos criterios iniciales: podrán acceder todos los que vivan en el centro, no sólo los que cuenten con una plaza de parking, y los familiares de personas mayores o discapacitadas que no tienen vehículo y que se mueven en los de estos allegados.

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Exigen un 'parking' para residentes

Las pilonas obligarán a quitar del casco antiguo 57 aparcamientos para residentes (en superficie). Aun así, el Ayuntamiento se ha comprometido a habilitar 70 más (se ubicarán, sobre todo, en Cortina del Muelle), según la Asociación Vecinos del Centro Histórico. Desde este colectivo exigen un parking subterráneo exclusivo para residentes, «como en otros barrios».