En total, las aulas de la comunidad acogerán este año a 202.755 estudiantes, 20.000 más que hace ocho cursos. Para atenderlos, el Departamento de Educación ha destinado en los centros públicos a 12.064 profesores, frente a los 10.188 que daban clase en el curso 1998-1999, y ha invertido 55 millones de euros en 160 obras de nueva construcción y reforma.
Aulas con 28 alumnos
Los esfuerzos, sin embargo, no impiden que haya más de una docena de colegios de Zaragoza con clases que superan las ratios aragonesas (22 niños por clase en infantil y primaria) y otros en los que incluso se rompe el límite estatal, según pudo comprobar 20 minutos.
Es el caso, por ejemplo, del colegio Gascón y Marín y del centro público de La Jota, que tienen una clase de primaria con 28 escolares y otras muchas en las que se superan los 24. Actur y Arrabal son los dos barrios con una mayor congestión. En zonas de nueva urbanización, como Parque Goya, las clases más saturadas son las de los niños pequeños (infantil y primeros cursos de primaria).
Normalidad en la vuelta al cole
Ni huelga ni obras pendientes ni conflictos laborales de última hora. El inicio de la vuelta al cole se desarrolló ayer con normalidad, tal y como apuntó a media mañana la consejera de Educación, Eva Almunia. Reformas como la del colegio Juan Pablo Bonet (un edificio entero) se acabaron a tiempo para la llegada de los escolares y en los centros nuevos, como el colegio de Montecanal, se iniciaron las clases sin incidencias. Hoy les llega el turno a los alumnos de secundaria y bachillerato, así como a los primeros ciclos formativos.
Cristina Ballarín. 39 años.
«Los niños han desayunado bien y, aunque están nerviosos, parece que estaban deseando empezar las clases. Les costará adaptarse al cambio en la rutina, pero, al menos los míos, lo llevan sin problemas», explica.
Irache Clavijo. 34 años.
«Mis hijos están cogiendo el colegio con ganas. Además, este año tienen un incentivo por la ampliación del centro (Juan Pablo Bonet). Hacía años que lo esperábamos, porque el barrio crece muy deprisa», asegura.
José María Júdez. 41 años.
«Mis hijas ya tenían mucha ilusión por empezar las clases. Parece que se quedan un poco tristes al dejarlos con los profesores, pero luego se les pasa. Eso sí, yo tenía más ganas que ellas de que empezara el colegio», dice.
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