La Fiscalía pide 19 años de cárcel para un marroquí acusado de asesinar a cuchilladas a su esposa, con quien se casó en un matrimonio de conveniencia concertado por los padres de ambos, porque le contestó mal cuando la llamó para cenar en su domicilio de Sant Celoni (Barcelona).

Un tribunal popular juzga en la Audiencia de Barcelona a Omar N. por el asesinato ocurrido en mayo de 2006, apenas año y medio después de que el procesado fuera condenado a ocho meses de cárcel por maltratarla, en una sentencia que llevaba aparejada la prohibición de acercarse a su esposa por dos años.

La pareja había mantenido múltiples desavenencias, que en octubre de 2006 habían desembocado en una separación avalada por sentencia judicial, pero posteriormente ambos habían decidido volver a vivir juntos, con sus tres hijos, en un piso de Sant Celoni.

Según ha explicado el procesado, la pareja se casó en un matrimonio de conveniencia que había sido acordado previamente en Marruecos por sus familias, que, precisamente, fueron las que intercedieron tras la sentencia de separación hasta conseguir que ambos reanudaran la relación conyugal.

La noche del 1 de mayo de 2006, Omar N., que acababa de preparar la cena, se enfureció porque su esposa le insultó y le instó a irse de casa cuando él le preguntó si quería sentarse a comer, según el procesado, que ha añadido: "yo tengo bueno corazón, pero ella me contestó de manera no correcta".

Por este motivo, ha relatado él mismo, fue a la cocina, agarró un cuchillo de grandes dimensiones y apuñaló con él a su esposa, que estaba en el cuarto de baño recién salida de la ducha, mientras en el comedor estaban sus tres hijos, de catorce, diez y siete años.

La defensa de Omar N. pide que el procesado sea absuelto, argumentando que su esposa le infligía continuos maltratos y vejaciones, le obligaba a realizar las tareas domésticas y lo tenía sometido, algo que, según el abogado, está muy mal visto en la cultura de origen de ambos cónyuges.

Esa situación, mantiene el escrito de defensa de Omar N., provocó en el procesado un cuadro de angustia y ansiedad por el que tres días antes del crimen tuvo que ser atendido en el hospital.