Los porteros de bares, discotecas y recintos destinados a conciertos podrán hacer uso de la fuerza para velar por la integridad de las personas y de los bienes, pero sólo en casos de urgencia y de una manera proporcionada, según el borrador del nuevo decreto que regula este tipo de servicios. Además, en estos casos, los vigilantes deberán informar inmediatamente a las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, la legislación no fija de una manera clara y concreta la forma en la que el portero puede recurrir a la violencia ni especifica en qué circunstancias se debe usar la fuerza. Lo que sí aclara es que no podrán usar armas.

Esta es la primera legislación destinada a este sector de la seguridad, tras la polémica de los últimos meses por abusos en diversas discotecas de España, que incluso provocaron la muerte de un joven tras una paliza en una discoteca de Madrid.

A partir de ahora, los porteros tendrán que tener formación como vigilantes de seguridad o deberán seguir un curso específico y superar un examen. Entre otras funciones, tendrán que evitar que se saquen bebidas fuera del bar, controlar el acceso de los menores de edad y de los que estén borrachos o asegurar la entrada a los discapacitados físicos.

Además de superar con éxito las pruebas de los cursos, los porteros deberán de carecer de antecedentes penales o de infracciones en materia de seguridad.

Con la nueva ley, la existencia de la figura del portero (que deberá llevar una identificación) será obligatoria cuando el aforo máximo del recinto supere las 150 personas o la 100 en los establecimientos de zonas saturadas (como un bar del casco o las carpas de Interpeñas).

En Zaragoza en estos momentos, todas las discotecas de la ciudad (alrededor de ocho) y los bares con más afluencia de noche cuentan ya con porteros de vigilancia.

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