"Sangonera es una gran pedanía, pero los servicios se han quedado pequeños"

20 minutos ha estado toda una mañana en la pedanía murciana para preguntarles a los vecinos qué es lo mejor y lo peor que tiene vivir en esta población
Lo primero que uno piensa cuando llega a Sangonera la Verde es que va a estar
difícil encontrar aparcamiento. Efectivamente, hay que alejarse del centro de la pedanía (9.313 habitantes) para poder dejar el coche. Y es que el
tráfico es una de los problemas diarios de esta población.

«Hay muchos problemas de circulación, sobre todo en las horas puntas y también está difícil el aparcamiento en la calle Mayor. Esperemos que cuando acaben las obras de la variante mejore un poco la cosa», explican las hermanas Encarni y María José Díaz.

El caso es que las obras del desvío de Sangonera, de 9,5 km, (que parte del Polígono Industrial Oeste y llega hasta la pedanía) no contentan a todos los vecinos por igual. «Va a perjudicar mucho a los comercios. Hay mucho tráfico, pero la gente entra al pueblo y se tomar una cerveza, compran el pan, el tabaco..., después el pueblo se quedará fantasma», opina la vendedora de cupones Conchi Hernández. En cambio, otros vecinos, como María José López, piensan que va a ser muy beneficiosa porque «va a quitar mucho tráfico».

De camino por la calle Mayor nos encontramos con Manuel Muñoz, de 72 años, que nos explica el boom que ha sufrido el pueblo y lo mucho que ha cambiado, «ya ni lo conozco», explica.

Colegios a tope

Este crecimiento no se ha visto reforzado con los servicios adecuados, según nos cuentan Mariló Caballero, dueña de un establecimiento, y María Jesús Carrillo, ama de casa. «El pueblo ha crecido mucho, sobre todo por las nuevas urbanizaciones, pero los servicios no. Los colegios están desbordados, el consultorio se ha quedado muy pequeño, la piscina está sin cubrir, en la única guardería que hay no hay plazas y falta reordenar el tráfico de la pedanía y el cuartel de la Guardia Civil», concluyen.

También explican que el pueblo se ha visto muy afectado por la crisis porque «el 80% de los habitantes se dedicaba a la construcción. Han tenido que abrir hasta un centro de Cáritas. El problema es que se ha especulado mucho y ahora hay familias enteras que no tienen ni para comer».

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