David y Enrique poco sospechaban el pasado 28 de diciembre que su gamberrada daría con sus huesos en la cárcel: le robaron las pizzas a un repartidor tras darle un empujón. Pero el juez Carlos Valle lo consideró robo con violencia, un delito castigado con prisión de 2 a 5 años, y decretó prisión preventiva para los dos acusados.

Tras pasar tres meses en la cárcel de Soto del Real, compartiendo celda, eso sí, David y Enrique volvieron a pisar este miércoles el asfalto, pero sin rejas a la vista. Ahora están pendientes del juicio, aunque ya pueden decir que, al menos, el primer mal trago ya ha pasado.

Buena conducta

Su salida de prisión se ha producido gracias a un providencial cambio de abogados. Los nuevos han presentado numerosos informes de buena conducta sobre ambos, lo que parece haber acelerado el fin de la prisión preventiva.

Este jueves, aprovechando la festividad de San José, ninguno de los dos ha querido perder más tiempo. David se ha marchado con unos amigos a dar una vuelta; Enrique se ha ido con un grupo de familiares a Ávila a pasar el día.

"Estábamos borrachos"

En su primer día en libertad, Enrique se siente "todavía aturdido", según ha declarado a 20minutos. Afirma estar "arrepentido de haber robado las pizzas", y alega que aquel fatídico 28 de diciembre "estábamos borrachos, de botellón".

Dice sentirse preocupado por el juicio que les espera y, aunque no lo asevera con estas palabras, le parece desproporcionado el castigo que han recibido David y él: "Hasta los compañeros de la prisión se sorprendían de que estuviéramos ahí".

Pero ahora toca mirar al futuro, y entre sus planes más inmediatos está "buscar un trabajo", además de ocuparse de su madre, de la que no se ha separado desde que dejó atrás los barrotes de Soto.