Los topillos y las ratas-topo ponen en peligro los cultivos de manzanas asturianos

  • Algunos cosecheros han perdido hasta el 30% de las pomaradas.
  • Piden al Principado que investigue soluciones a este problema.
  • Los corzos y los jabalíes también acaban con las manzanas.
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Una rata-topo, atrapada por una trampa en Villaviciosa.
Una rata-topo, atrapada por una trampa en Villaviciosa.
R. A.
Una rata-topo, atrapada por una trampa en Villaviciosa.

Unos pequeños roedores traen de cabeza a decenas de cosecheros de manzana en Asturias. Tanto que hacen peligrar la supervivencia de algo tan tradicional como las pomaradas (y por tanto, de la sidra 100% asturiana). Se trata de dos especies: los topillos y las ratas-topo. Cavan galerías bajo tierra y comen tan vorazmente las raíces de estos árboles que llegan incluso a acabar con ellos.

No se trata de una plaga como la de hace dos veranos en Castilla y León, con 500 millones de ejemplares que arrasaron con 400.000 hectáreas de cereal. Aquí llevan una década extendiéndose y han causado un gran desgaste, sobre todo entre los productores de la Comarca de la Sidra (Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Siero, sariego y Villaviciosa). "Los daños son cuantiosos. Yo he perdido el 30% de lo plantado el año pasado", comenta José Alonso, uno de los afectados. En tres meses ya ha cazado más de 300 roedores.

Trampas, aves rapaces, gatos... Se las ingenian como pueden para intentar echarlos. Siegan el campo para evitar que se oculten e intentan mantener firme el suelo para que no les sea fácil excavar y hacer galerías. "Pero si llegan a tu finca, no hay soluciones efectivas para acabar con ellos", señala Jorge García, gerente de la Agrupación Asturiana de Cosecheros (Aacomasi).

Actualmente, el Principado está investigando una forma de ahuyentarlos, pero los agricultores reclaman más medidas y cuanto antes. Están perdiendo dinero y están desanimados. Cada árbol nuevo cuesta unos 3,5 euros, más el trabajo y el tiempo sin producción.

Muchos agricultores ven cómo casi un tercio de las nuevas plantaciones están arrasadas. Si los árboles de más edad se mueren y no se pueden replantar por ejemplares más jóvenes, llegará un momento que no se produzcan manzanas suficientes en Asturias para satisfacer la demanda de los lagareros.

Pero los topillos y las ratas-topo no son la única fauna que pone en peligro la manzana autóctona. El corzo y el jabalí hacen "aún más daño que los roedores". El primero ataca la corteza y los brotes, y el segundo, a las raíces y deja "arrasadas" las plantaciones, comenta José María Osoro, portavoz de la Asociación de Lagareros.

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