Al puerto de Málaga llegaron el año pasado 352.993 cruceristas, lo que coloca a la ciudad como quinta de España (tras Barcelona, Baleares, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife) en este segmento turístico. Pero la ciudad no aprovecha semejante aluvión de visitas durante los días festivos: los comercios del centro histórico prefieren cerrar aunque tengan la clientela casi garantizada.
«Somos conscientes del crecimiento que está experimentándose y sabemos que Málaga ya es puerto base de dos compañías», afirma el presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Rafael Prado. «Informamos a todos nuestros asociados del calendario de llegada de cruceros, pero luego cada cual hace lo que estima oportuno», agrega.
Aunque la lógica impone que cuando hay demanda aparece la oferta, las persianas del casco antiguo de Málaga continúan cerradas aunque un barco deje cientos de clientes en plena calle Larios un domingo. «No hay respuesta porque hasta ahora no se ha visto rentabilidad», explica Prado. «Abrir es una decisión personal», añade.
Muchos cruceristas, pese a hacer escala en Málaga, acaban visitando Sevilla, Granada o Córdoba, donde gastan un dinero que podría quedarse aquí.
Prado reconoce que las previsiones merecen un esfuerzo «para atender a esa clientela»: el puerto espera crecer a un ritmo sostenido del 30% hasta 2015. Es decir, puede llegar a sumar un millón de cruceristas al año.
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