Dörrie aprovecha un viaje a Japón del protagonista, arrasado por la pena, para trazar a través de una danza ritual (el butoh, que conoce y practica en un parque) una comunión entre la vida y la muerte, buscando místicamente la naturaleza de su alma.
La directora critica con elegante tristeza el excesivo apego de la sociedad al materialismo más indecente, los planes familiares que ocupan el tiempo y no permiten ni siquiera un resquicio por el que indagar en el misterio, en esa espiritualidad innegable que da valor a nuestras acciones.
Es una llamada desesperada de la cineasta para que la gente olvide un poco esas actividades sin importancia y contemple, como en el filme, los cerezos en flor que nos comunican con todo lo que somos y lo que fuimos.
Cerezos en flor. Alemania, 2008 / 130 min / Dir.: Doris Dörrie / Int.: Elmar Wepper, Aya Irizuki / Estreno previsto: 6 de marzo
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