Próxima parada: el siglo XIX

  • El Museo Romántico vuelve a abrir en verano.
  • Ha estado siete años cerrado por obras.
  • La pistola de Larra y un piano de Isabel II, entre lo más valorado.
La pistola con la que Larra se quitó la vida. (MUSEO ROMÁNTICO)
La pistola con la que Larra se quitó la vida. (MUSEO ROMÁNTICO)
MUSEO ROMÁNTICO
La pistola con la que Larra se quitó la vida. (MUSEO ROMÁNTICO)

El Palacio de Matallana, en la calle San Mateo, 13 (Centro), está ahora invadido por andamios, brochas y botes de pintura. En pocos meses, las habitaciones recuperarán el ambiente de las casas donde residía la nobleza madrileña durante el siglo XIX.

Nuestra idea es reinaugurar en junio o julio de 2009

El edificio volverá a albergar el Museo Romántico, después de unas obras de rehabilitación que lo han mantenido cerrado durante siete años. "Nuestra idea es reinaugurar en junio o julio de 2009", según portavoces del museo y del Ministerio de Cultura. Sin embargo, "no hay una fecha cerrada", añaden.

En principio, las obras iban a servir para adecuar las salas "desde el punto de vista decorativo", pero finalmente se decidió actuar sobre la estructura del edificio, levantado en 1779. "Es muy antiguo y hemos tenido que rehabilitarlo de arriba a abajo", explica el Ministerio.

200 aniversario de Larra

La reapertura del museo coincide con el 200 aniversario del nacimiento de Mariano José de Larra, escritor y periodista satírico, cumbre del Romanticismo español. Precisamente, el objeto más valorado por los visitantes es la pistola con la que se suicidó. Tenía sólo 27 años y no pudo soportar el abandono de su amante, Dolores Armijo.

"Pero no todo es la pistola de Larra", reivindican fuentes del museo. Las salas están adornadas con retratos de la época (uno de ellos, pintado por Goya) y presididas por muebles isabelinos. La vivienda, que perteneció al marqués de Matallana, muestra los espacios en que se dividían los palacios románticos: las salitas de reunión de las mujeres, el tocador donde se empolvaban, los salones para las charlas masculinas, la ostentosa sala donde se recibía a las visitas o los dormitorios, con la cuna de bebé incluida.

En las vitrinas descansan abanicos, joyas y hasta pulseras realizadas con pelo humano de difunto. El piano que perteneció a la reina Isabel II también llama la atención de los visitantes (23.261 personas pasaron por allí en 2001, el último año que estuvo abierto).

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