Son las enemigas por excelencia de los moteros, pero también de muchos peatones, sobre todo de los que viven en los empinados barrios bilbaínos.

Las líneas blancas de los pasos de peatones, de las señales impresas en la calzada, de las rayas divisorias... son las causantes de buena parte de las caídas de los motoristas y de muchos viandantes.

Con un poco de agua, y con lo que va cayendo, se convierten en una pista de patinaje. No hay ni calzado ni neumático que se resista.

Aunque, ahora, tanto motos como peatones tienen donde agarrarse. Los técnicos municipales han ideado la manera de evitar, en la medida de lo posible, los resbalones. Se han puesto ya en marcha dos tipos de iniciativas.

Así, de un lado, cada paso que se pinta de nuevo en Bilbao se aplica una nueva pintura blanca, especial, que es mucho más densa. Una vez esparcida sobre el paso de cebra o señal en cuestión se pasa de especie de peine que hace que la franja se convierta en una superficie rugosa, según han explicado a 20 minutos fuentes municipales.

Ese sistema, de hecho, ya se ha aplicado en muchos de los pasos de cebra de la ciudad, y de momento, el resultado es «excelente». «Los peatones se sienten más seguros; y las motos no tiene tantos problemas», explican.

Por ello, han decido extender la iniciativa a todos los barrios de la ciudad. «A medida que haya que renovar y repintar los pasos de cebra; usaremos esta pintura», señalan los técnicos.CONSULTA AQUÍ MÁS