Carlos Martín Beristain alerta contra "el horror a gran escala" tras recibir el 'Premio René Cassin'

El médico y psicólogo bilbaíno Carlos Martín Beristain ha advertido este jueves, tras recoger el 'Premio René Cassin' de Derechos Humanos que concede el Gobierno Vasco, de que si los mecanismos que hacen posible "el horror a gran escala" siguen sin desmantelarse, el objetivo de la no repetición de la violencia y el terrorismo puede acabar limitándose a un mero "deseo bienintencionado".
Carlos Martín Beristain e Iñigo Urkullu
Carlos Martín Beristain e Iñigo Urkullu
JON RODRIGUEZ BILBAO
Carlos Martín Beristain e Iñigo Urkullu

Martín Beristain, que tiene una larga trayectoria en la atención psicosocial a víctimas de todo el mundo y que ha sido asesor de 'comisiones de la verdad' en diversos países, ha recibido el 'Premio René Cassin' de la mano del Lehendakari, Iñigo Urkullu, quien ha agradecido a este médico bilbaíno su compromiso al servicio de los derechos humanos, así como su esfuerzo por "dar voz a los sin voz" y por "construir puentes donde solo había orillas enfrentadas".

En un acto celebrado en la sede de Lehendakaritza, en Vitoria, Martín Beristain ha afirmado que los derechos humanos no son una mera "declaración", sino que están escritos "en miles de personas que son expulsadas de sus propias vidas" por las guerras, la exclusión y la miseria.

Este experto en la atención a damnificados por la violencia ha explicado que reivindicar la "centralidad" de las víctimas no significa que éstas tengan siempre la "razón", sino que su experiencia y sufrimiento "no es polvo que se pueda esconder bajo la alfombra". Al contrario, ha asegurado que ese dolor y esa experiencia constituye "la base de la reconstrucción" de la convivencia.

Además, ha advertido de que "si no se desmantelan los mecanismos que hacen posible el horror a gran escala, el 'nunca más' puede ser un deseo bienintencionado, en lugar de un proyecto de transformación".

ETA Y GAL

Martín Beristain también se ha referido a su experiencia como 'facilitador' de la 'Experiencia Glencree', que en 2012 reunió a víctimas de diversos tipos, entre las que se encontraban algunas de ETA y otras de los GAL.

Según ha recordado, aquel proyecto se desarrolló cuando ETA "todavía" cometía atentados, cuando seguían produciéndose "denuncias de torturas" policiales, y cuando existía un importante "bloqueo político", factores, todos ellos, que "auguraban el fracaso de cualquier diálogo entre diferentes".

No obstante, ha destacado que las víctimas que participaron en aquella experiencia acabaron sintiéndose "identificadas" las unas con las otras, al reconocerse como víctimas de un "mismo lado", el de quienes "habían puesto el sufrimiento". "Dieron una lección a toda la sociedad sobre el examen crítico del pasado", ha afirmado.

El lehendakari ha agradecido a Martín Beristain su compromiso en favor de los derechos humanos de "todas las personas", tanto en Euskadi como en el resto del mundo.

DESLEGITIMACIÓN "RADICAL"

En referencia al terrorismo y a la violencia, Urkullu ha recordado que en Euskadi se padecieron durante demasiados años "flagrantes vulneraciones de derechos humanos".

Aquella "dura experiencia" -según ha destacado- reforzó el compromiso de las instituciones y de muchos ciudadanos con la "radical deslegitimación de todas las expresiones de violencias", e impulsó la convicción de la necesidad de proteger los derechos humanos, especialmente de quienes se encuentran en una situación de "mayor vulnerabilidad".

Además, en referencia a la 'Experiencia Glencree', ha afirmado que aquella fue una iniciativa "pionera, singular y ejemplar". El lehendakari ha indicado que el encuentro celebrado en 2012 entre víctimas de "diferentes terrorismos y violencias" constituyó "un paso audaz y valiente en la buena dirección".

Urkullu ha reconocido que cuestiones como las víctimas, la memoria, la "reconstrucción del tejido de relación social", la verdad o la reconciliación, "siguen siendo asignaturas en curso".

No obstante, ha afirmado que los principios de reconocimiento, justicia, reparación y acompañamiento a las víctimas; así como una memoria "crítica e inclusiva"; o la protección y garantía de los derechos "de todas y todos", han de conformar la base sobre la que construir "un futuro de esperanza, cohesión y justicia social".

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