A Keba Cham, senegalés de 28 años, no se le quita la cara de susto. Lleva desde 2007 en España, pero dice que no se acostumbra. No a vivir en una cultura diferente, ni a trabajar como mantero en Sol vendiendo CD piratas. Lo que le resulta más difícil es la cárcel: "No hay día en el que no huya de la Policía por vender música. He estado unas 10 veces detenido. He pasado mucho miedo", confiesa.

En su país era carpintero, pero en España no conoce otra cosa que la calle y el piso en el que convive con otros 9 compatriotas. "En mi país nunca me arrestaron. No sabía que podía acabar en prisión por esto. La primera vez lo pasé muy mal", dice.

Sin embargo, tiene suerte. Todos los días hay detenciones de vendedores de top manta en la capital, según la Asociación de Sin Papeles de Madrid. La mayoría acaba pasando 72 horas en un calabozo y, tras un juicio rápido, se ordena su expulsión del país. Eso en el mejor de los casos, porque vender copias pirata es un delito penado con hasta 2 años de cárcel. Un 'crimen' por el que no se ganan más de 300 euros al mes y por el que actualmente cumplen condenan 63 personas en España.

Amnistía ‘mantera'

"Es una injusticia. El delito de hurto, cuando es menos de 400 euros, ni siquiera está penado con cárcel", dice la asociación Ferrocarril Clandestino, que este jueves consiguió juntar a cientos de manifestantes en Lavapiés para exigir la despenalización del top manta y la amnistía de sus detenidos.

"Si Keba hubiera venido antes de la crisis le habrían contratado en la obra", dice Amadou Ndiaye, de 30 años. Hace 3 que vino a España y se hizo mantero cuando se le acabó el trabajo de peón. "Lo peor es cuando nos requisan los CD, los compramos a 1 euro y los revendemos a 1,5, no me da ni para mandar dinero a mi hija en Senegal".

El último eslabón de la cadena

Las asociaciones convocantes de la manifestación por la despenalización del top manta afirman que los manteros son el último eslabón de una cadena de pirateo que da lo justo para sobrevivir. En la concentración de este jueves había famosos, entre ellos el actor Alberto San Juan: "La SGAE debería saber de esto. El derecho de un artista a vivir de su trabajo no debe ir contra el derecho legítimo de otra persona a sobrevivir".