Las crisis agudizan siempre el ingenio y ésta no iba a ser menos. Ingenio, talento y grandes dosis de interpretación son la base del nuevo concepto de formación que plantea la consultora Omneom (formada por psicólogos sistémicos). La transformación es la clave y también el objetivo.

El psicólogo Paul Watzlavick plantea que para que se produzca un cambio real hay que actuar a dos niveles: o se cambian las reglas del juego o se cambian las personas. El cambio es imposible si no se produce una de esas dos variaciones. Con las mismas personas y las mismas reglas del juego no habrá un cambio real. Precisamente en esta teoría se fija este nuevo concepto de formación, no en vano llamado transformación.

Menos teoría...

Si en una empresa la gente ya sabe a la perfección cómo ha de reunirse, ¿por qué hay tantas que no lo hacen? Éste es, señala el director de Onmeon, César Lorente, un problema bastante habitual. "No se reúnen porque la organización de su trabajo no se lo permite. Aquí lo necesario es un cambio de reglas", añade, sabedor de que a veces son las reglas de la empresa las que entorpecen el buen desarrollo de la teoría. En casos como éste no hace falta un curso más sobre cómo reunirse y sí una variación en la organización de la empresa.

En el caso de los trabajadores han de tener muy clara cuál es su misión en la empresa. Pueden estar muy formados y preparados, pero si no saben lo que se espera de ellos es imposible que desarrollen adecuadamente su cometido.

El trabajo, un escenario

Unavez definida su misión, el trabajador ha de tomarse su trabajo como un escenario en el que él interpreta un rol. A partir de aquí entran en juego los cursos que plantea Onmeon: gestión de bajo y alto rendimiento, automotivación... etc., basados en el método Tangram.

Una metáfora del juego chino en el que con las mismas piezas se pueden hacer diferentes figuras. En estos cursos, desde el ajedrez (taller de estrategias de negociación) hasta el teatro (Improcoach) entran en

juego. Se trata de desempeñar bien un papel, así que ¿qué mejor que conocer algunas técnicas teatrales para, por ejemplo, saber improvisar? "Para ser buen actor hay que ensayar", señala César Lorente, "y a ello contribuimos nosotros con los cursos".

Tres puntos más que claves: