D. M. C. ha encontrado algo de consuelo para el calvario que sufre cada vez que mira su vientre y que la mantiene sumida en una depresión para la que está en tratamiento.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha estimado el recurso presentado por su abogado para que el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) la indemnice con 30.000 euros por las secuelas que sufre tras ser intervenida de una hernia umbilical.
La paciente, de 52 años, empezó a tener dolores en 1999 y fue operada en el hospital Santa Cristina donde sufrió una infección en la cicatriz, por lo que tuvo que ser intervenida de nuevo y procedieron a colocarle una malla.
En 2002, tras una larga esper,a se le diagnosticó una fístula y volvió a ser operada, esta vez en el Severo Ochoa, donde se le detectó una intolerancia a la malla y ésta tuvo que ser retirada del cuerpo de la paciente.
En 2004 vuelve a ser intervenida en el abdomen y drenada. Todas estas operaciones, además de "dejarle la tripa deforme, le han dejado unas secuelas psicológicas que han derivado en una depresión", dijo el letrado de la indemnizada.
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