Franco de Vita (Caracas, 1954) lleva 25 años dedicado «en cuerpo y alma» a la música y dos décadas ya afincado en Madrid, huyendo de su estatus de estrella en Venezuela, su país, y buscando un hueco en la escena española. No lo ha tenido fácil, pero ahora está dispuesto a darse a conocer concierto tras concierto. En el Coliseo de A Coruña estará el día 13 para presentar su disco número 12, Simplemente la verdad.

Para vivir en España, no se prodiga mucho por los escenarios de este país...

Estamos empezando, nos hemos propuesto ir visitando las ciudades y a ver si podemos hacer llegar el mensaje a los españoles.

¿Se le resiste el mercado español?

Es uno de los mercados que siempre quise trabajar, pero no se me hizo fácil. La compañía discográfica nunca apoyó el trabajo y se te hace muy difícil.

¿Es un público difícil?

No. Ni españoles ni chinos ni japoneses. Si no me conoces para qué me vas a ver. Cuando se trata de emociones, no hay raza.

Y lo suyo son las emociones... y las baladas.

No. He hecho de todo, me he atrevido con todo y me he metido en algunos fregados que no sabes. Yo mismo me hubiera aburrido si no buscase, fusionase. Pero basta que tengas dos baladas en un disco que ya no hay oportunidad para otras cosas.

Trae al Coliseo a dos cantantes de Ecuador y Colombia.

Siempre trato de compartir tarima con artistas jóvenes y desconocidos y algunos han logrado firmar con discográficas.

Esas con las que no se entiende muy bien.

Es que han frivolizado mucho con la música y no se puede, esto no es una tontería, detrás de mí hay 30 familias comiendo, no podemos ser tan ligeros.

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