Confirman los 8 años de cárcel para un marroquí por la muerte de tres inmigrantes

  • Les llevó en un doble fondo sin ventilación desde Tánger a San Roque.
  • Tras comprobar que habían muerto, dejó los cuerpos en una cuneta.
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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a ocho años de cárcel impuesta por la Audiencia Provincial de Cádiz en 2008 a un marroquí que intentó introducir en España ocultos en un doble fondo de su furgoneta a varios inmigrantes ilegales, de los cuales tres murieron por asfixia durante el viaje.

La Sala desestima el recurso del condenado, Mohamed E.H., y ratifica la sentencia que le condenó por tres delitos de homicidio imprudente, un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, uno de lesiones por imprudencia grave y otro delito de omisión del deber de socorro.

Los hechos ocurrieron el 24 de mayo de 2004 cuando el condenado recogió a ocho inmigrantes en Meknes (Marruecos), de los cuales seis se situaron en los asientos traseros, mientras que otros dos -el hermano de uno de los indocumentados fallecidos y un segundo sin identificar- viajaban con él en la parte delantera.

En la furgoneta, que iba además cargada con diversa mercancía, se dirigieron hacia Tánger, donde Mohamed E.H. introdujo a los seis pasajeros indocumentados que viajaban en los asientos traseros en un doble fondo del vehículo de dimensiones reducidas y sin ventilación suficiente.

Doble fondo

Con los inmigrantes escondidos se dirigió al puerto de Tánger, donde cogieron un barco que les llevó a Algeciras, trayecto durante el cual los inmigrantes permanecieron en el doble fondo.

Durante la travesía se empezaron a oír lamentos de los que permanecían ocultos en el "zulo" ante la falta de oxígeno, aunque el condenado no se detuvo hasta que llegó a San Roque (Cádiz), donde en la cuneta de la carretera junto a un bar, descargó las mercancías y comprobó que habían fallecido tres de los inmigrantes y otro más sufría graves dificultades respiratorias.

Pese a ello, el condenado y las otras dos personas que viajaban con él en la parte delantera, así como los dos inmigrantes restantes, se marcharon del lugar, abandonado en las cercanías del bar al herido y dejando allí los cadáveres.

La sentencia ratifica que el condenado era un reconocido transportista ilegal de la zona marroquí, que -mediante cobro de dinero- escondía a personas indocumentadas para pasar la frontera.

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