"Apoyo la huelga de jueces como un ejercicio de responsabilidad"

Miguel Pasqual de Riquelme, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Murcia, fue elegido en octubre nuevo decano de los jueces de Murcia. El pasado día 13 de enero, tomó posesión de su cargo.

¿Cuáles son sus principales retos para este cargo?

Espero poder ser cauce de transmisión de las demandas y requerimientos de los magistrados de Murcia en procesos tan complejos como la implantación de la oficina judicial y el proceso de transferencias de las competencias del Estado.

Llega usted en un momento difícil para la judicatura...

Sin duda. Tanto por los retos a medio plazo a los que acabo de referirme, como por las reivindicaciones que tiene actualmente planteadas el colectivo judicial en demanda de una modernización efectiva del sistema de Justicia.

¿Apoyará usted la protesta de jueces del 18 de febrero?

Quiero indicarle que mi posición personal es sólo una más entre la del resto de jueces y magistrados de la Región. Todos estamos convocados a una asamblea el próximo día 28 de enero, donde tendremos ocasión de pronunciarnos a conciencia en la forma que cada uno entienda más oportuna. Yo, personalmente, concibo mi participación en todo este proceso, y mi apoyo personal al paro de 24 horas del día 18, como un ejercicio de responsabilidad frente a las deficiencias estructurales del sistema de Justicia, las carencias endémicas de recursos materiales, humanos y presupuestarios, y su incapacidad actual para afrontar los retos y exigencias de una sociedad moderna como la española de este siglo xxi.

¿Qué opina sobre la sanción al juez Tirado?

Como decano no tengo opinión alguna. Acato, cualquiera que hubiera sido, el resultado de un procedimiento disciplinario seguido por los trámites legales por el órgano competente.

¿Cómo se puede solucionar el atasco de la Justicia?

La organización y administración de la Justicia fueron creados y han permanecido casi inalterados desde el siglo xix. Responden a las necesidades, ritmos y modos de pensar de una sociedad agraria, que no se adaptó a la sociedad industrial, y que está a años luz de la sociedad de la información y del conocimiento en la que estamos hoy involucrados. Ese estancamiento, esa falta de adaptación, de actualización, de modernización, aparece como el origen de problemas y déficits que ahora denunciamos, entre ellos el atasco judicial. Es necesario cambiar el modelo organizativo para poder instalar en el sistema de Justicia las capacidades necesarias para afrontar los retos planteados. Ya no valen medidas aisladas, puntuales o sectoriales.

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