Los incendios de 2005 y 2007 en la Dehesa del Generalife no sólo terminaron con la vida en las 106 hectáreas (76 de ellas de arbolado) que ardieron, también condenaron a muerte a cerca de 300 pinos.

La delegación de Medio Ambiente comenzará a cortar la próxima semana los 300 árboles (pinos carrascos) infectados por una plaga de insectos perforadores. La población de estos animales se ha incrementado debido al debilitamiento de los árboles por los incendios y la sequía de los últimos años. La intención es que la plaga no se propague por el parque periurbano de la ciudad (el único pulmón natural de la capital).

La zona afectada se encuentra al lado del cementerio de Granada (junto a la Alhambra) y se extiende hasta el término municipal de Cenes de la Vega.

Los perforadores (Tomicus sp, orthotomicus erosus y tomicus destruens ) producen la muerte de los árboles cuando cortan por completo la circulación de la savia y atacan principalmente a aquellos troncos que se encuentran debilitados para después tratar de colonizar a los sanos.

Los técnicos trabajan desde 2005 para que estos insectos no se propaguen a otros ejemplares sanos de la Dehesa del Generalife. El incendio de 2007 , sin embargo, dañó una nueva superficie de terreno y la plaga se extendió.

Los trabajos de Medio Ambiente se están encaminados, por un lado, a la eliminación de los árboles susceptibles de ser colonizados para evitar un nuevo foco de desarrollo de estos insectos, y en la erradicación directa de la plaga con productos especializados fitosanitarios.

Los 300 ejemplares que serán cortados tienen un color verde pálido o marrón rojizo y pueden contagiar al resto de los árboles sanos de la zona, situada al lado del cementerio de Granada.

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