La conclusión de la temporada de caza puede ser también el final de la vida para muchos perros, sobre todo galgos, a cuyos dueños ya no sirven para la próxima temporada.

Hace una década era habitual verlos ahorcados en los pinares llegadas estas fechas. Este método prácticamente ha desaparecido, pero no otros como tirarlos a pozos, ayer mismo fue encontrado un perro en uno de Serrada, como explica Pablo Cabañas, voluntario de la protectora Scooby.

En los últimos años, muchos galgueros deciden entregar sus galgos a Scooby, en Medina del Campo, tras el pago de una tasa. La protectora, creada como refugio en 1987 para dar cobijo a perros (en la actualidad, 450), se encarga de readaptar a los galgos como animales de compañía.

En España no es habitual verlos pasear por las calles de una gran ciudad, pero sí en otros países europeos. Pablo Cabañas explicó que, en colaboración con otras organizaciones, muchos galgos son adoptados en Francia, Alemania, Bélgica y Holanda. Incluso algunos ejemplares han llegado a Estados Unidos.

El final feliz no es para todos. Muchos mueren pese a que el microchip es obligatorio, lo que proporcionaría información del dueño. «Muchos se lo quitan o no se lo ponen», dijo Cabañas.

Primer paseo en Valladolid

Una treintena de miembros de la protectora de animales Scooby, ubicada en Medina del Campo, recorrieron distintas calles de Valladolid para darse a conocer y concienciar a los ciudadanos de los problemas que pueden sufrir los galgos en estas fechas. El primer paseo con galgos (tienen previsto hacer otro en mayo) concluyó junto al museo de la Ciencia donde instalaron un expositor para que la gente se pudiera hacer socio.

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