Hasta ahora había en la zona afectada 21.000 efectivos de la Guardia Nacional pertenecientes a distintos estados del país. Según algunas fuentes, el Pentágono podría anunciar en breve la movilización de otros 10.000 soldados más de la Guardia Nacional, que constitucionalmente tienen el mandato de ocuparse de las operaciones militares dentro de EEUU.
Bush hizo el anuncio del envío de más soldados en un inusual mensaje a la nación pronunciado desde los jardines de la Casa Blanca, en el que, serio y preocupado, reconoció que, a pesar del esfuerzo, los resultados de asistencia a los damnificados "son inaceptables". "La enormidad del problema requiere más recursos. En Estados Unidos no abandonamos a nuestros ciudadanos cuando tienen necesidad", dijo el presidente, que compareció acompañado por los secretarios de Defensa y Seguridad Nacional, Donald Rumsfeld y Michael Chertoff.
"Completaremos la evacuación tan pronto y de manera tan segura como sea posible", afirmó Bush, quien el viernes recorrió el área afectada y se entrevistó con algunas de las víctimas, a las que prometió rápida y completa ayuda del Gobierno federal. "Nuestra nación tiene la fortaleza, los recursos y la decisión para hacer frente a este desastre", insistió, tras anunciar el envío de más militares, que pertenecen a distintas unidades de elite.
Nada mas regresar de su gira por el golfo de México, Bush firmó una ley, aprobada el viernes por el Congreso, que concede 10.500 millones de dólares en recursos adicionales para hacer frente a la devastación de Luisiana, Misisipi y Alabama.
Bush recordó que "las peores adversidades hacen aflorar lo mejor de EEUU", y se comprometió a "no parar hasta que el trabajo esté hecho".
Un duro golpe para la economía nacional
La Casa Blanca se ha apresurado en las últimas horas a tomar medidas que puedan paliar la situación, que, según temen, tendrá un fuerte impacto en la economía nacional, especialmente por escasez y altos precios de la gasolina. Bush ha indicado que "Katrina" ha causado una "grave interrupción de los suministros energéticos" dados los daños sufridos en las instalaciones petroleras de Luisiana y de toda el área del golfo de México, de donde se extrae el 27% del crudo de EEUU.
Nueva Orleans comienza a respirar
Las miles de personas que esperan a ser evacuadas en Nueva Orleans comienzan a sentir cierto alivio con la llegada de la ayuda federal, que llevan agua, comida y productos de primera necesidad. Sin embargo, la indignación crece porque los refuerzos llegan tarde y siguen siendo escasos.
Unas 2.000 personas permanecen aún en el estadio Superdome en condiciones infrahumanas y otras 25.000 se algopan en las inmediaciones del Centro de Convenciones a la espera de poder subirse a uno de los autobuses, con aire acondicionado, que el sábado comenzaron a llegar de nuevo.
4.000 efectivos se dedican a patrullar las calles y poner fin a los continuos episodios de violencia. Numerosas personas denunciaron violaciones y asaltos en torno a los estadios donde se alojaban, donde también se han registrado disturbios entre los propios refugiados, que se peleaban por lo poco que había. Las imágenes de las cadenas de televisión siguen mostrando un escenario que parece tercermundista: calles anegadas,
Miles de víctimas mortales
Las autoridades de los tres estados más afectados se resisten a dar cifras, pero avanzan que se contarán, quizá, por miles. Un senador norteamericano ha declarado que los muertos "no bajarán de 10.000".
Una recuperación lenta y costosa
Los primeros cálculos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército apuntan a que se tardará de dos a tres meses en drenar el agua que todavía inunda las calles de la ciudad y reparar sus diques de contención. El coste de las operaciones en toda la zona afectada por la fuerza del huracán puede alcanzar los 100.000 millones de dólares, según las primeras estimaciones.
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