Médicos del hospital John Radcliffe de Oxford trajeron al mundo a la pequeña de 25 semanas de gestación y 972 gramos de peso el viernes pasado, por medio de una cesárea.
Su madre, Jayne Soliman, una ex estrella del patinaje sobre hielo de 41 años y trayectoria internacional, no se recuperó de una hemorragia cerebral que sufrió tras caerse en su casa.
Los médicos le mantuvieron corazón latiendo 48 horas después de que se declarara su muerte cerebral, con el fin de traer al mundo a la niña. Para ello, le administraron dos grandes dosis de esteroides para ayudar al desarrollo de los pulmones del bebé.
Después del nacimiento, se desactivaron los aparatos que mantenían con vida a la madre. El padre de la criatura, de origen egipcio, llamó a la niña 'Aya', que en árabe significa 'milagro'.
"Ser madre era uno de los deseos de Jayne. Hubiera sido una gran mamá", dijo el padre de la niña, Mahmoud Soliman, de 29 años, al Daily Mail.
"En el lapso de 48 horas experimenté alegría por el nacimiento de mi hija y tuve que soportar la angustia de perder a mi maravillosa mujer", agregó.
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