La guerra del Roquefort se ha abierto entre Francia y Estados Unidos. El Gobierno de George Bush ha decidido implementar un 300% más de impuestos a la importación de queso Roquefort después de que la Unión Europea prohibiera la entrada de carne de vacuno hormonada en EE UU.
Los franceses, en su mayoría, opinan que es mejor quedarse el queso que comer la carne hormonada de EE UU. El queso Roquefort, realizado a base de ovejas en el sur de Francia y de acuerdo a una receta milenaria, es el principal valor de la herenci gastronómica gala.
Ya se vende a 200 euros el kilo
Por eso ha sido elegido por el Gobierno de EE UU como chivo expiatorio de la política europea en materia de carne hormonada. "Vale! Pueden seguir comiendo basura, que nosotros nos quedamos con lo mejor" escribe un bloguero en la página web de Liberation.
El queso ya era considerado caro con la tasa anterior, del 100%. Como ejemplo, el mercado delicatessen de Nueva York Dean & Deluca vende a unos 20 dólares los cien gramos.
El 2,5% del queso a EE UU
Esta batalla francoamericana con la comida de fondo no es nueva. También durante la administración Bush ocurrió el conflicto de las patatas fritas (French fries -patatas francesas) en inglés, que el Gobierno quería que se pasaran a llamar "Freedom fries", después de que el presidente francés Jacques Chirac se opusiera en público a los planes norteamericanos de invasión de Irak.
En cifras, el impacto será limitado, según los productores de roquefort. EE UU importa 400 toneladas al año, lo que supone 2,5% de las ventas anuales del queso. Los productores temen que, debido a la nueva tasa, muy pocos estadounidenses podrán permitirse comprar el queso.
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