Hallada una aurora ultravioleta en un cometa a través de la sonda Rosetta

  • Los instrumentos sensores de la sonda Rosetta han ayudado a localizar una aurora ultravioleta en el cometa 67P/C-G
<p>Vista del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko lograda por la unión de dos imágenes por parte de la sonda Rosetta en una misión de la Agencia Espacial Europea.</p>
Vista del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko lograda por la unión de dos imágenes por parte de la sonda Rosetta en una misión de la Agencia Espacial Europea.
NASA/Moore Boeck
<p>Vista del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko lograda por la unión de dos imágenes por parte de la sonda Rosetta en una misión de la Agencia Espacial Europea.</p>

El trabajo de investigación con los instrumentos propios de la sonda espacial Rosetta ha conducido hasta el hallazgo de una inesperada aurora ultravioleta en los alrededores de un cometa.

La revista británica Natura Astronomy publicaba, el pasado lunes, un estudio en el que se confirma que este fenómeno en forma luminiscencia, que se presenta en el cielo nocturno, ha sido detectado, por última vez, en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (67P/C-G). Un hallazgo que ha sido posible de alcanzar gracias a los sensores del Instituto de Investigación del Suroeste (SwRI, en inglés) que contiene Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Esta luz sonrosada, producida por el choque entre partículas cargadas del Sol y la magnetosfera de la Tierra, ha sido observada tanto en varios planetas y lunas de nuestro sistema solar como en las proximidades de una estrella distante.

El nacimiento de una aurora, tal y como explicaba el vicepresidente del SwRI, Jim Burch, se debe a que "las partículas cargadas del Sol, que fluyen hacia el cometa en el viento solar, interactúan con el gas que rodea el hielo del cometa". Y este gas, denominado "coma", responde a las partículas solares al proyectar una luz ultravioleta.

Para sorpresa de los científicos "las emisiones ultravioletas del cometa 67P correspondían a la aurora, impulsada no por fotones, sino por electrones en el viento solar". Un hecho que les hizo disipar todas las dudas sobre la procedencia del fenómeno.

"He estudiado las auroras de la Tierra durante cinco décadas. Encontrar auroras alrededor de 67P, que no tiene campo magnético, es sorprendente y fascinante", señalaba Burch.

Otra de las piezas claves para el desarrollo de este trabajo ha sido Marina Galand, líder del equipo del Imperial College de Londres, que utilizó un modelo físico para integrar las medidas tomadas por los distintos instrumentos que lleva la sonda espacial. "Al hacer esto, no hemos tenido que depender de un único grupo de datos de un solo instrumento", afirmaba Galand.

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