La memoria, también la histórica, se recupera poco a poco. El Arxiu Nacional de Catalunya, situado en Sant Cugat del Vallès, ha recibido los primeros documentos confiscados a particulares catalanes por el franquismo, procedentes del Archivo General de la Guerra Civil en Salamanca, tras ser digitalizados.

Esta primera partida, que consta de 120 libros y abre las puertas al retorno de 1.500 cajas de documentos privados,  llega antes de fin de año, como quería el conseller de Cultura, Joan M. Tresserras, para quien es «un acto de justicia».

El envío se hace el día en el que la Audiencia Nacional ha confirmado su legitimidad y ha desestimado el recurso del ayuntamiento salmantino, que recurrirá ante el Supremo. Su portavoz, Fernando Rodríguez, ha asegurado que el traslado «ratifica el expolio del Archivo» y ha tachado de falta de respeto que el Gobierno central no se lo comunicase al municipio ni a la Junta de Castilla y León. El portavoz de ésta, José A. de Santiago, ha dicho que «es un error romper la unidad de archivo».

Además, la Audiencia ha advertido de que la ley discrimina a los no catalanes a los que el franquismo también confiscó documentos y pidió que se regule su devolución.