¿Devoró Letizia Ortiz diarios y revistas después de que se anunciara el 1 de noviembre de 2003 su compromiso con Felipe de Borbón?¿Presenció las tertulias televisivas, cuando sus participantes trataban de dibujar, entre una maraña de cifras y datos, la historia de su vida hasta entonces (su infancia en un colegio público asturiano, su corto matrimonio civil con su profesor de instituto, su posterior divorcio, su intachable y fulminante carrera periodística, la separación de sus padres y la vocación sindicalista de su madre)?
¿Se coló en los debates que se departían en internet y leyó los insultos (oportunista, prepotente, perfeccionista, mandona, anoréxica, ambiciosa) y los elogios (despierta, preparada, voluntariosa, independiente, con los pies en la tierra –porque "sabe lo que vale el pan y el metro"–, atractiva) que le dedicaban los foreros agazapados tras su escondite digital?¿Y los que, como Jaime Peñafiel , se los repitieron a micrófono abierto?
¿Supo que los monárquicos de la vieja escuela aseguraban que era más querida entre los republicanos porque precipitaría el final de la monarquía? ¿Y que en la cola del pan se decía que su ex novio, periodista como ella, se había enterado de su compromiso con el Príncipe a través de los diarios cuando la relación entre ambos aún no estaba rota?
¿Que una ex compañera suya de la facultad la tachaba de trepa o que su belleza traía loca a parte del colectivo lésbico de España? ¿Se imaginaba que un paparazzi arriesgaría su vida con el fin de fotografiarla en bikini y que Armani rebautizaría sus populares cuellos chimenea con su nombre?
De periodista... a objeto de la noticia
Entre críticas y alabanzas, la Princesa de Asturias ha sobrevivido a una cruzada de información que al principio, amenazó con atenazarla. Pepe Oneto contaba en la tertulia de María Teresa Campos, en los meses previos a su enlace con Don Felipe, que había recibido una llamada de Letizia en la que le preguntaba, muy preocupada, si "creía que la iba a respetar la prensa del corazón".
Se comentó que no entendía el aluvión de reproches que cada día le dispensaban las páginas digitales, a cuya revisión se aplicaba con tesón antes de asistir a sus clases de inglés.
Hoy Doña Letizia parece convivir en paz con partidiarios y detractores, y afirma que no está al tanto de lo que se publica sobre ella, que no lee blogs y que apenas consulta su correo electrónico porque el cuidado de sus hijas y los actos sociales le roban todo su tiempo, según explicó hace poco a un grupo de blogueras con las que charló en un congreso de periodismo.
Ser princesa, su última pasión
Fue a ellas a quienes confesó que no echa en falta "jamás, ni un minuto" su trabajo de periodista porque "disfruta muchísimo" de la labor que realiza ahora como princesa, la cual le permite conocer a todo tipo de personas y vivir nuevas experiencias.
Se trata de los mismos círculos a los que ellas fascina con un físico notable -recientemente perfeccionado a golpe de bisturí - o con esos zapatos de plataforma en tonos ácidos o pastel con los que hace temblar las tarimas de museos, hospitales, colegios o palacios.
No importa que, de vez en cuando, repita modelito. Eso, a algunos, hasta les gusta.
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