Isla Cristina da nombre al fragmento más luminoso de los restos de un cometa extinto

  • El bólido brillaba casi tanto como la luna llena y se desintegró a 72 km.
  • Así se recoge en un estudio que se publicará en una revista científica.
  • Las bolas de fuego se vieron en toda España en agosto del pasado año.
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Imagen de archivo de un cometa.
Imagen de archivo de un cometa.
Imagen de archivo de un cometa.

Un equipo de investigadores ha detectado que algunas rocas que chocan contra la Tierra en forma de bolas de fuego, como las observadas en agosto de 2007 en Huelva, son los restos de un cometa extinto hace miles de años. El estudio, que aparecerá publicado en la revista 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Societ', analiza un enjambre de fragmentos procedentes de un cometa que fueron visibles en agosto de 2007 en toda España.

Los fragmentos más grandes que produjeron bolas de fuego tenían una masa de entre uno y diez kilogramos y alcanzaron la Tierra a una velocidad de 81.000 kilómetros por hora. El más brillante de ellos, casi tan luminoso como la Luna llena, se desintegró a 72 kilómetros de altura de la superficie terrestre, sobre Isla Cristina (Huelva), localidad que ha dado nombre al bólido.

Según los resultados del estudio, hay una conexión química entre los asteroides y los fragmentos. Los investigadores obtuvieron el espectro de emisión de uno de los bólidos: el que se registró sobre la localidad onubense de Lucena del Puerto, con una luminosidad próxima a la de la Luna. Su composición química resultó ser similar a los meteoritos llamados condritas, que incluyen a los objetos más primitivos del Sistema Solar.

Las bolas de fuego fueron registradas por las cámaras de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos ubicadas en toda la península, según informó el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las imágenes de estos eventos obtenidas desde las diferentes estaciones han permitido determinar con precisión sus trayectorias en la atmósfera y sus órbitas, que demuestran su origen en el Sistema Solar.

Los investigadores Josep Maria Trigo, del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña; José María Madiedo, de la Universidad de Huelva; Iwan Williams, de la Queen Mary University of London, y Alberto Castro-Tirado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), han realizado esta investigación.

"Lo más sorprendente es que las órbitas de estos fragmentos están claramente asociadas a un conjunto de asteroides próximos a la Tierra que, en realidad, son los fragmentos de un cometa extinto", ha señalado Trigo, quien ha dicho que "esto resulta fascinante porque generalmente se piensa que los cometas se desintegran por completo dejando sólo pequeñas partículas formando enjambres".

Además, las rocas tenían muy baja consistencia, por lo que se fragmentaron al atravesar la atmósfera. El origen de este complejo de cuerpos que se encuentra actualmente en órbitas próximas a la Tierra fue la fragmentación de un cometa. Asimismo, añaden que la evolución de las órbitas de los fragmentos y de uno de los asteroides permiten determinar que el enjambre se formó en uno de estos tres periodos: 3.900 antes de Cristo, 1.800 antes de Cristo, o 300 después de Cristo.

"Esta es una de las fascinantes aplicaciones de los estudios de grandes bolas de fuego, ya que, incluso cuando no sobreviven meteoritos, éstas permiten determinar el origen, la naturaleza y la evolución de algunos de los objetos que están cruzando hoy en día la órbita de la Tierra". Estos científicos han concluido, además, que esto es "particularmente importante para aquellos asteroides que podrían suponer un peligro futuro para la humanidad".

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ngg/jmi

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