Joan Jonas y su viaje poético al fondo del mar en el Thyssen-Bornemisza

  • La artista visual presenta ‘Moving Off the Land II’, un homenaje a la delicada biodiversidad de los océanos.
  • Inaugurada en febrero, cerró sus puertas por la pandemia. Actualmente y hasta septiembre puede visitarse.
‘Moving Off the Land II’, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
‘Moving Off the Land II’, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
ROBERTO RUIZ / TBA21
‘Moving Off the Land II’, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Joan Jonas (1936, Nueva York) es una de las artistas más destacadas de su generación. Fue pionera en la práctica del videoarte y la performance durante la década de los 60. Desde entonces, no ha dejado de experimentar con disciplinas como la música, la danza, el texto o la escultura. La relación de los seres humanos con el medioambiente siempre ha estado presente en su obra. 

Ahora, tras tres años de investigación por encargo de TBA21–Academy, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21) presentan Joan Jonas: Moving Off the Land II, una muestra que se sumerge en el universo marino. A través de esculturas, dibujos, sonidos y producciones de video, Jonas nos invita a reflexionar sobre el papel de los océanos en nuestra cultura a lo largo de la historia, su belleza y las amenazas a las que se enfrentan actualmente.

"Moving Off the Land II de Joan es una exposición basada en la investigación, pero también es profundamente poética y fascinante", explica su comisaria, Stefanie Hessler, a 20minutos. "Creo que estas dos dimensiones, la científica y la afectiva, pueden ayudarnos a entender las amenazas que los océanos están enfrentando a un nivel cognitivo y sensorial más inmediato. Para la realización de la muestra, Joan también se basó en su colección de bocetos y notas sobre el océano y el mundo natural, que han sido una importante referencia en su trabajo durante muchos años. La exposición incluye tanto referencias literarias y mitológicas del océano, como la investigación científica contemporánea. Con ella, Joan hace un poderoso llamado a la acción colectiva para proteger el océano y el planeta en general", afirma Hessler.

Textos de autores como Emily Dickinson, Herman Melville, Rachel Carson o Sy Montgomery se entremezclan con la voz de la artista y las músicas de Ikue Mori, María Huld Markan Sigfusdottir y Ánde Somby, así como con imágenes grabadas en acuarios de diversas partes del mundo y de la costa de Jamaica. 

Sobre su conexión con el universo marino, Joan Jonas nos cuenta cómo se ha ido fraguando: "Me interesé por primera vez en las oscuras profundidades del mar, donde no hay luz, cuando encontré un libro de fotografías de los increíbles animales luminosos que habitan en las oscuras profundidades. Esto me llevó a nombrar a mi clase performativa en el MIT Acción: Arqueología de las Profundidades Marinas. Es un mundo fascinante que ha sido explorado por el biólogo marino David Gruber, quien ha desarrollado cámaras y lentes para fotografiar la gloriosa y hermosa bioluminiscencia animales del mar", comparte.

Joan Jonas, en el Ocean Space de Chiesa di San Lorenzo, en Venecia
Jonas, en el Ocean Space de Chiesa di San Lorenzo, en Venecia
MOIRA RICCI © JOAN JONAS

Una confluencia entre lo poético y lo científico que también deja lugar al folclore y los significados totémicos inspirados por el fondo del mar. "Se desarrollaron muchos mitos para explicar los misterios de las profundidades marinas. Y ya sean benevolentes o monstruosos, reflejan el miedo a lo desconocido. También muestran una comprensión de los animales marinos como seres sensibles que representan nuestros orígenes", explica Jonas. "En ese sentido, encuentro el mito de la sirena especialmente relevante".

A través de la biodiversidad marina que aparece reflejada en Moving Off the Land II, la artista hace referencia a una época pre antropocéntrica, cuando la vida todavía no estaba dividida entre la tierra y el agua. En la era actual, denuncia, vivimos sumidos en una segregación injusta entre la tierra y el océano, los humanos y los no humanos, pero también entre razas, géneros, sistemas económicos o zonas geográficas. 

"No estamos en el centro ni estamos en la cima. Todos somos uno en este dominio acuático de increíble belleza, una morada para el pulpo y la ballena. Apenas estamos empezando a entender los fantásticos sistemas de comunicación que habitan estos animales", concluye la artista.

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