Un portavoz del Servicio Nacional de Bomberos y Protección Civil (SNBPC) luso dijo aque se espera hoy la llegada de aviones anfibios españoles, para combatir los cerca de 30 incendios que continúan aún sin controlar en todo el país.

La fuente señaló que tras activarse el Mecanismo Comunitario de Protección Civil, por cercanía geográfica deben ser los medios españoles los que lleguen primero a territorio portugués, aunque matizó que todavía no obtuvieron respuesta alguna ni de ese país ni de ningún otro socio comunitario.

Aclaró que la situación mejoró ligeramente respecto a los peores momentos de ayer, cuando la suma de altas temperaturas con las rachas de fuertes vientos obligó a la evacuación de poblaciones y al corte de carreteras.

El ministro de Interior, Antonio Costa, compareció a última hora de la noche para reconocer la falta de medios del país para combatir la oleada de incendios, y anunció la movilización de 2.000 unidades de la Guardia Nacional Republicana (GNR), cuerpo policial con organización castrense.

Costa admitió entonces que se pidió la colaboración de las autoridades españolas -se pidieron tres aviones anfibios y España envió uno- y que hoy llegarán nuevos refuerzos desde ese país.

Además, explicó que fue activado el Mecanismo Comunitario de Protección Civil, por lo que esperaba la colaboración de los países europeos con medios disponibles.

Tras la jornada negra de ayer, cerca de 3.000 bomberos apoyados por 800 vehículos y 7 helicópteros permanecen hoy repartidos por todo el país en los cerca de 30 focos que todavía permanecen incontrolados.

Lo peor, el disitrito de Coimbra

El incendio más preocupante continúa siendo el del concejo del Pampilhosa da Serra, en el distrito de Coimbra, al norte de Lisboa, donde están desplazados 222 bomberos y 74 vehículos, que luchan contra las llamas desatadas la tarde del pasado viernes.

En Abrantes, en el distrito de Santarém, centro geográfico del país, combaten el fuego 90 bomberos y 30 vehículos. Cerca de 20 personas fueron evacuadas de la aldea de Mascano, en el distrito de Vila Real, fronterizo con la Comunidad Autónoma de Galicia (España), a causa de un incendio que azota la zona desde la tarde de ayer y que es combatido por 90 bomberos y 23 vehículos.

Además, más de 200 miembros de la GNR se dirigen hacia distintos puntos del norte y centro del país, para colaborar en la posible evacuación de poblaciones y controlar el corte de carreteras.

La gravedad de la situación ya obligó ayer al corte de la Autopista A-8, que enlaza Lisboa y la ciudad de Leiria, y al de algunos tramos de la carretera nacional 103, en el distrito de Vila Real.

Los sucesos de este verano han provocado la crítica de la prensa y la oposición de centroderecha, que han recordado que debieron tomarse mayores medidas de prevención, especialmente después del trágico resultado de los incendios de verano de 2004, y sobre todo del de 2003.

El Ministerio de Agricultura luso cifró en ese año la superficie quemada en 425.000 hectáreas, cuatro veces más que la media anual de la década y más del doble que el peor año en materia de incendios, que había sido hasta entonces 1991.

Además, en julio fue hecho público que entre los pasados meses de enero y junio hubo 3.375 incendios, casi mas del triple que en todo 2004 y el doble de la media de los últimos cinco años.

Bomberos menores de edad

El periódico Correio da Manha señaló que los bomberos fallecidos en los que va de año alcanzan ya los 11 -otros medios cifran el número en ocho-, un colectivo envuelto en la polémica tras denunciar la pasada semana un antiguo inspector de ese cuerpo la presencia de menores entre unidades de voluntarios.

La ley de Regulación General de los Cuerpos de Bomberos portugueses establece la existencia de 472 unidades en todo el país, aunque solamente 6 son puestos de bomberos zapadores, totalmente profesionales.