Mientras que muchos negocios se están yendo al traste y notan en primera persona las consecuencias de la crisis otros, en cambio, hacen su agosto, o, por lo menos, no están sufriendo tanto la recesión. Y es que, ahora, lo que se estropea no se tira, se arregla.

Zapateros, modistas, reparaciones de todo tipo, cobradores de morosos o incluso las ETT (Empresas de Trabajo Temporal) ven crecer sus clientes.

Los ciudadanos se ajustan el cinturón y, en vez de comprar, reciclan lo que ya tienen. Eso repercute positivamente en algunas profesiones, como zapateros o modistas, que están viendo cómo aumenta su clientela, que prefiere arreglar sus prendas o zapatos antes que comprarse unos nuevos. Sobre todo lo notan desde ferias, periodo en el que muchos han gastado más de la cuenta.

Muchos han recurrido a empeñar sus joyas y propiedades valiosas ante los apuros económicos. De hecho, el Monte de Piedad de Caja España ha experimentado desde principios de año un incremento en el número de préstamos de este tipo. «Ha crecido un 25% el número de empeños con posibilidad de devolución. En lo que va de año, hemos realizado 7.750 préstamos». El perfil de los usuarios no ha cambiado. Siguen siendo personas que tienen que hacer frente a un pago de forma urgente, sobre todo necesitan pagar recibos.

«Vienen más prendas viejas para reparar en vez de nuevas. Por la crisis, la gente va reciclando la ropa, para ir tirando. Sobre todo se da mucho poner un parche al vaquero, coser algo que se ha roto, hacer corto el abrigo del año pasado... cualquier remiendo para no comprar ropa nueva. Lo estoy notando, sobre todo, desde ferias».

«No estoy notando la crisis, tengo el mismo jaleo que antes, los pares que arreglo siguen siendo los mismos. De manera que no tengo más clientela pero tampoco menos. Aunque ahora viene la buena época de los zapateros, por el cambio de temporada, la gente cambia del deportivo a la bota, y eso se nota en octubre y noviembre».

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