¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de Sevilla?

Tiene que ver con mi carrera. El venir a cantar a la tela hace unos años, cuando no era conocida ni tenía primer disco. Venir a Sevilla para mi era como ir a Madrid, una oportunidad.

La mejor banda sonora para disfrutar de la ciudad es...

¡Uy, qué difícil! mmm... El buen flamenco de Arcángel o de Miguel Poveda, o de Mayte Martín.

Cuando cierra los ojos y piensa en la capital, ve...

A mi me gusta mucho el Teatro Lope de Vega. Es símbolo de la música popular y la copla. Para mi fue un sueño poder cantar saeta allí.

¿Qué época del año le sienta mejor a la ciudad?

La primavera, cuando todavía no aprieta el calorcito dichoso.

¿A qué huele Sevilla?

Sevilla huele a buena gente, a alegría, a luz, incluso a mar, que está cerquita.

¿Y a qué sabe?

Sabe a ensaladilla del restaurante de Manolo Vázquez ¡qué rica!.

Las mejores vistas de Sevilla están en...

Desde la terraza del Hotel Los Seises, que se ve toda la Catedral. Es alucinante.

Lo que más ama de Sevilla...

Los recuerdos que me trae venir aquí.

Pero le desquicia...

Uy, no sé... nada en concreto. ¡Sevilla es súper!.

¿Se ha montado ya en el Metrocentro?

No, a ver si me da tiempo otra vez que venga.

¿Qué edificio no se cansa de admirar?

Más que edificio, lugares: Sierpes, La Campana, el Hotel Alfonso XIII... ¡el japonés de allí es gloria bendita! (risas).

Un desayuno sevillano, ¿qué y dónde lo tomaría?

Pan con aceite y tomate, un café y un zumo de naranja, en la taberna del Perejil. Son gente muy entrañable.

Una excursión que todo el mundo debería hacer...

A Olivares, en Semana Santa, que es preciosa. Le tengo mucho cariño a su gente.

Recomiende una película ambientada en Sevilla.

Nadie conoce a nadie, me impactó mucho.

Súbase al carro de los tópicos y díganos ¿cómo son los sevillanos?

Son muy arraigados, defensores de los suyo y dignos de admiración. Y valoran todo positivamente, por muy malo que sea. Eso es admirable.

BIO_ Diana Navarro. Malagueña. 28 años. Acaba de lanzar su tercer disco, Camino Verde, una revisión a la copla de siempre pero con matices árabes y mediterráneos.