El cáncer linfático: síntomas, tratamiento e investigación sobre su mortalidad que será del 30% para 2030

Linfoma no Hodkin.
Linfoma no Hodkin.
AECC
Linfoma no Hodkin.

El cáncer linfático es uno de los menos conocidos por la población, aunque se trata de un tumor que afecta a un gran número de personas en todo el mundo y que, según han advertido los expertos, su mortalidad incrementará en las próximas décadas por el aumento de la esperanza de vida; ya que es una enfermedad que afecta en mayor grado a los mayores de 65 años. 

El Grupo Oncológico para el Tratamiento y Estudio de Linfomas (GOTEL), auguraba en diciembre que 9.000 españoles serán diagnosticados de linfoma en 2020 y preveía un incremento de la mortalidad de casi un 30% para el año 2030.

No obstante, se trata de un tumor que, dependiendo del tipo que sea y si se detecta a tiempo, hoy en día hay numerosos tratamientos que mejoran la supervivencia, cuya tasa se ha duplicado en las últimas décadas.

En España- país de la UE con mayor incidencia y mortalidad de este tumor-, el linfoma es el sexto tumor más frecuente entre mujeres y el séptimo en hombres. "En la última década hemos asistido a un crecimiento en la incidencia de los linfomas y las previsiones indican que la cifra de nuevos diagnósticos se irá intensificando", explicó el presidente de GOTEL, Mariano Provencio, en un comunicado en el destacaba la necesidad de dar una mayor visibilidad a esta enfermedad y sus síntomas para poder detectarla a tiempo. 

¿Qué es el linfoma?

El linfoma es un tipo de cáncer de sangre que se desarrolla en ganglios linfáticos, que forman parte del sistema inmune.

Se produce cuando existe una alteración en alguna de las células linfoides que, al malignizarse, empiezan a proliferar y provocan el crecimiento de alguno de los ganglios linfáticos o tejidos en los que se encuentren las células afectadas.

¿Cuántos tipos existen y cuáles son?

Existen múltiples tipos de linfoma, pero los más comunes son los de Hodkin y los de no Hodkin. Los primeros tienen una tasa de supervivencia por encima del 70% y suelen afectar sobretodo a personas con edades comprendidas entre los 15 y 40 años. A nivel mundial, se calcula una incidencia de 79.990 casos de linfoma de Hodkin en 2018.

El linfoma no Hodkin, por otro lado, engloba a más de 20 subtipos de cáncer, y suele afectar a personas en edades más avanzadas, que en muchos casos ya presentan otras patologías previas o han recibido quimioterapia o radioterapia. Es, además, el tipo de linfoma más frecuente (90% de los casos), y, según datos de Globocan, en  2018 se diagnosticaron unos 509.590 nuevos casos en todo el mundo y aproximadamente 248.724 muertes.

Síntomas

Uno de los principales problemas de esta enfermedad es la dificultad a la hora de percibir los síntomas y, por lo tanto, de detectarla rápidamente para poder erradicarla a tiempo. De hecho, los expertos llevan años reclamando una mayor visibilidad de las causas y síntomas de los linfomas, ya que aseguran que  todavía existe un "gran desconocimiento" que hace que "la visibilización de este tumor sea menor que en otros tipos de cánceres", explica la Doctora Cristina Quero, especialista en Oncología Médica del Hospital Clínico de Málaga y miembro de GOTEL en un escrito en el que 

La sintomatología de este cáncer hematológico varía dependiendo del tipo de Linfoma o la zona del cuerpo que esté más afectada, pero los más comunes suelen ser: sudores nocturnos, fiebre continuada y escalofríos, picazón, Inflamación de los ganglios linfáticos (cuello, axilas, ingles, etc.), pérdida de peso, tos o dificultad  respiratoria y/o  hinchazón o dolor abdominal.

Según señala la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), "inicialmente pueden no producirse síntomas, hasta que aparece un bulto grande no doloroso en el cuello, las axilas o las ingles", nódulos que se pueden ver y notar  a palpar, a no ser que crezcan en el interior del cuerpo.

Diagnóstico y pronóstico

Para diagnosticarlo, a parte de los análisis correspondientes, se debe realizar una biopsia del ganglio o zona afectada, así como de la médula ósea en algunas ocasiones.

Su pronóstico depende de diversos factores, como la edad del paciente, la etapa en la que se encuentre el Linfoma, si afecta a algún órgano, etc. Así, los considerados más agresivos son los que se encuentran en fase III o IV en pacientes de más de 60 años y en más de un órgano del cuerpo.

Del grado de agresividad del Linfoma dependerá, por lo tanto, el tratamiento a llevar a cabo, que puede ser la quimioterapia, la radioterapia, la combinación de ambos o, en ocasiones, una vigilancia médica sin tratamiento. Además, se están llevando a cabo diversos estudios que investigan otros posibles tratamientos, basados en la medicina personalizada.

No obstante, al tratarse de un cáncer muy complejo, todavía faltan especialistas y recursos destinados a una investigación que se lleve a cabo de una forma mucho más amplia y exhaustiva. Aún así, se han alcanzado grandes logros que permiten detectar la enfermedad en un episodio temprano o integrar nuevas estrategias de inmunoterapia.

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