Lluvia de colores en la vida de Ágatha Ruiz de la Prada

  • Tras su maquillaje multicolor se esconde una mujer frágil que busca el amor romántico.
La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada a su llegada al Teatro Real de Madrid, donde el actor Antonio Banderas ha recibido el premio 'Personaje del Año 2019'.
La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada a su llegada al Teatro Real de Madrid, donde el actor Antonio Banderas ha recibido el premio 'Personaje del Año 2019'.
Javier López / EFE
La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada a su llegada al Teatro Real de Madrid, donde el actor Antonio Banderas ha recibido el premio 'Personaje del Año 2019'.

Ilusionista, aristócrata, diseñadora de éxito, pero sobre todo madre. Tras el maquillaje multicolor de Ágatha Ruiz de la Prada se esconde una mujer frágil que busca el amor romántico. Ese que acompaña, abraza y calma en tiempos difíciles pero que también es pasión y entrega. 

Esta semana ha vuelto a ser noticia después de que le hayan inmortalizado junto a un apuesto caballero al que está conociendo. Está ilusionada, pero no es su novio. Le gusta, pero no está segura de querer avanzar tan rápido. Después de una temporada en barbecho, desconfiada, vuelve a sentirse admirada y querida. Emocional, extremadamente sensible y de marcados valores tradicionales, Ágatha no oculta que le gusta estar emparejada. Es su talón de Aquiles. Se siente cómoda, protegida, menos frágil, puede que más especial. Por eso le costó romper definitivamente con su último novio, el empresario Luis Miguel Rodríguez, del que estuvo francamente enamorada y con quien descubrió esa ruralidad de la que quedó fascinada. También él bebía los vientos por su flaca, a quien todavía no ha olvidado. Como en todo, en este caso el sentimiento no lo fue todo. Las formas antagónicas de entender la vida les obligaron a escribir un punto final que, en contra de lo que cantaba Sabina, pueden seguirle dos puntos suspensivos. Son muchos los que no descartan una reconciliación que serviría para afrontar una segunda parte puede que más sosegada, más especial. No hay rencores ni reproches, lo que favorece el encuentro y el entendimiento.

Después de una temporada en barbecho, desconfiada, vuelve a sentirse admirada

Su noviazgo con Luismi, del que fui testigo desde que se conocieron en una fiesta de Teresa Bueyes, coincidió con su gran explosión mediática. No había llovido tanto desde su separación con Pedro Jota y todas las miradas se posaron en ella. Había interés en conocer los misterios de un matrimonio que en el pasado ya había sido escándalo y decepción. La versión Ágatha 3.0 enamoró a todos. Nos hizo vibrar, enfadarnos, llorar y reír con una sinceridad que traspasó pantallas. Y fronteras. Se humanizó. Adelgazó como todos los que sufren de amores, secó sus lágrimas y se motivó también por el apoyo recibido. Protagonizó infinidad de portadas, sus entrevistas eran las más perseguidas y los anunciantes se peleaban por tenerla en sus eventos. Fue el resurgir de la diseñadora que también vio crecer el alcance empresarial, con proyectos que siguen proponiéndole y que ella estudia personalmente, como las mascarillas que se pondrán a la venta el próximo mes de julio.

Creativa y soñadora, tiene previsto cambiar de vida. Volver a sus orígenes. Está cansada de viajes continuos y largas estancias en el extranjero. Se lo ha recorrido todo. El éxito la ha llevado a visitar los lugares más recónditos y a presentar sus colecciones en las principales pasarelas. Quiere más taller y menos impostura. Cada vez disfruta más de sus planes en la finca que tiene en Madrid, de los largos paseos junto a sus perros y de las divertidas comidas con amigos en las que suelen reunirse perfiles de todo tipo.

Son muchos los que no descartan una reconciliación con Luis Miguel, una segunda parte

También quiere regresar a sus diseños originales y disfrutar del viaje al pasado. No lo hará sola, porque a su lado está su equipo incansable y sus dos hijos. Tristán y Cósima son fieles y respetuosos. De modales exquisitos, saben comportarse incluso cuando no parecen cómodos o sienten que su madre se está equivocando. Porque Ágatha, como todos, también yerra. Pero sus equivocaciones son tan coloridas que también hacen sonreír.

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