Las calles secundarias y los barrios siguen siendo intransitables para los discapacitados

  • Las actuaciones se han concentrado en las principales avenidas, defienden las asociaciones.
  • El Ayuntamiento pone en marcha un plan integral de accesibilidad.
  • El 10,2% de la población de la capital tiene alguna discapacidad.
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Patricia Sánchez, de 19 años, sufre una parálisis cerebral en el lado derecho. Cree que a veces son las personas las que le dificultan la vida por no hacer bien su trabajo, como el conductor del autobús.
Patricia Sánchez, de 19 años, sufre una parálisis cerebral en el lado derecho. Cree que a veces son las personas las que le dificultan la vida por no hacer bien su trabajo, como el conductor del autobús.
MARTÍN MESA
Patricia Sánchez, de 19 años, sufre una parálisis cerebral en el lado derecho. Cree que a veces son las personas las que le dificultan la vida por no hacer bien su trabajo, como el conductor del autobús.

¿Cuántas veces ha cruzado por el paso de peatones de la rotonda de la calle Larios sin reparar en que tiene unos pequeños escalones en el centro? Ese detalle se convierte en un muro para quienes van en silla de ruedas.

La ciudad está llena de estos ejemplos, en los que la mayoría no repara hasta que se ven con la mirada de un discapacitado. "¿Por dónde entras al Hospital Carlos Haya y al Materno en una silla de ruedas? Haciendo el mismo recorrido de un coche", asegura el concejal de Accesibilidad del Ayuntamiento de Málaga, Raúl López, que trabaja para eliminar las barreras desde su silla de ruedas.

¿Por dónde entras al Hospital Carlos Haya y al Materno en una silla de ruedas?

Con todo, la capital está entre las que más se esfuerza por facilitar las cosas a este colectivo, el 10,2% de la población. Ha recibido varios premios de accesibilidad y acaba de sacar a concurso un plan integral, de un millón de euros, para actuar en todos los distritos.

Las obras comenzarán antes de que acabe este año, explica el concejal. El objetivo es ensanchar aceras, quitar obstáculos verticales, colocar barandillas accesibles y avisadores acústicos en los semáforos, y rebajar aceras y paseos de peatones.

"Los premios son bocanadas de aliento, pero falta mucho por hacer", admite. Lo mismo opinan las asociaciones. "Se están haciendo cosas, pero es un porcentaje muy pequeño en comparación con lo que queda", defiende Francisco Torres, de Atolmi Málaga.

Lo que queda por hacer

La prioridad de las actuaciones ha sido el centro y sus arterias principales, mientras las calles interiores apenas se han tocado, afirma Torres. Y pone el caso de la manzana que forman Córdoba, Alameda de Colón, Alameda principal y Muelle Heredia, adonde se ha mudado la Delegación provincial de Igualdad y Bienestar Social: "en esa calle no hay un vado para paso de peatones", subraya.

En el centro hay itinerarios accesibles, el problema principal que tienen ahora, asegura Torres, es entrar a los comercios. "En general los edificios administrativos están adaptados, pero hay obstáculos dentro: mostradores altos, no es posible el acceso a todas las dependencias".

Maika Broncano, de la Federación de Asociaciones de Discapacitados Físicos (FAMF), cree que no vale con tener recorridos alternativos. "Queremos igualdad en todo".

EJEMPLOS SANGRANTES

En una segunda planta: En la calle Cuarteles tiene su sede de la Empresa Pública de Suelo de la Junta (EPSA).

Calle Trinidad Grun: No cabe una silla de ruedas por la acera

Sede de Consumo: En la Alameda principal, 18. Hay un escalón para entrar.

Correos: Su acceso es dificultoso y dentro hay servicios a los que no se puede acceder.

Lope de Rueda (Puerto de la Torre): A partir del colegio Europa las parada carecen de acera y no se puede desplegar la rampa.

Autobuses: Las rampas se estropean con facilidad y hay coches que invaden las paradas, lo que impide desplegar la rampa.

Cercanías: El tren es inaccesible y no lo pueden utilizar por la estructura con escalones de las estaciones.

EN PRIMERA PERSONA.
PATRICIA SÁNCHEZ, 19 AÑOS.

Vive en Churriana y todos los días coge el autobús para ir a su trabajo en la copistería de la FAMF. Desde ese momento su vida se complica porque asegura que en su casa se las arregla bien sola. Patricia padece una parálisis cerebral en la parte derecha de su cuerpo, anda por su propio pie, pero no puede hacer grandes esfuerzos porque pierde el equilibrio.

Al cine tengo que ir con alguien. En las salas no hay nada para agarrarse

Cree que además de las barreras, muchas veces son las personas las que dificultan la vida por no hacer bien su trabajo. Y pone el ejemplo del conductor del autobús. "El piso está adaptado para bajar cómodamente, pero hay ocasiones en que no entra a la parada. Para subir el bordillo, tengo que agarrarme a las barandillas que son muy altas y me cuesta trabajo".

Tampoco es fácil hacer la compra en el súper no entiende por qué en un centro comercial como Vialia tiene que coger el ascensor "obligatoriamente" porque las escaleras mecánicas sólo están para subir y hay escalones para bajar. Dice que teme ir al cine si no va acompañada: "Cuando entras a la sala no hay dónde agarrarse y encima está demasiado oscura sin que haya comenzado la película".

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