Cáritas advierte de que el confinamiento y el "parón" ahondarán en la precariedad laboral de sus usuarios

El área de Empleo de Cáritas ha advertido de que la "desigualdad en el terreno laboral" provoca que los trabajadores vulnerables "sufran más las consecuencias económicas" de la pandemia del coronavirus, el confinamiento y el "parón" en la economía derivado del mismo.

El programa de empleo de Cáritas, implantado en las once diócesis de Castilla y León (Astorga, Ávila, Burgos, Ciudad Rodrigo, León, Osma-Soria, Palencia, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora) señala que son, precisamente, los participantes de estos servicios los que "se ven más afectados por el parón económico".

Los sectores más intensivos de mano de obra, como el comercio, la hostelería o la construcción, junto con el agrícola, son, según Cáritas, los ámbitos habituales en los que suelen colocarse las personas con menor cualificación, por lo que "la elevada destrucción de empleo de los meses de marzo y abril ha supuesto que numerosas familias pierdan toda fuente de ingresos".

El confinamiento y el "apagón económico" también ha tenido otras consecuencias como "todas las actividades formativas presenciales ya iniciadas se han visto suspendidas".

Además, las personas que disponían de ingresos por trabajar en la economía "sumergida" o en sectores marginalizados, como la recogida de chatarra, venta ambulante o reparaciones esporádicas, se han encontrado sin posibilidad de ejercer estas actividades y también sin prestaciones por falta de cotización.

También se han referido a la situación en el sector del empleo del hogar, feminizado casi al 90 por ciento, que en algunos casos han podido mantener su empleo, aunque "con bastante miedo al contagio, porque es habitual que carezcan de medidas de protección", y además han recordado que "suelen estar en contacto con población de riesgo, con las posibilidades de infección que eso supone, tanto para ellas como para sus empleadores", como ha indicado el director de Cáritas Regional de Castilla y León, Antonio Martín de Lera.

Además, ha advertido de que en caso de despido, el subsidio extraordinario habilitado para este extremo "aunque es una ayuda, resulta insuficiente, porque ya veníamos de salarios muy precarios".

El cuidado de mayores, de los niños, la atención familiar por parte de estas personas que trabajan en el hogar, resulta, ha incidido Martín de Lera, "una pieza muy importante en el engranaje social, que permite la conciliación de la vida laboral y familiar y también el apoyo y acompañamiento a nuestros mayores, sobre todo a los que viven solos".

Entre los aspectos positivos, Cáritas ha gestionado a través de la intermediación laboral 150 nuevas inserciones laborales, en estas últimas semanas, debido a la alta demanda en el sector sanitario, de limpieza, geriatría, distribución alimentaria o de cuidados domésticos.

Además, los servicios de orientación e información de las once Cáritas Diocesanas en Castilla y León han atendido las dudas que empleadores y empleados, reorientado sus intervenciones, centrándose en el asesoramiento sobre certificados de movilidad, acceso a ayudas y otros, en el apoyo vía telefónica y también en el acompañamiento y la atención personal a las personas que han perdido su empleo.

Aunque aún es pronto para valorar cómo será la salida sanitaria de esta crisis, en Cáritas ven claro que "las personas que ya tenían un empleo inseguro tendrán más dificultades para recuperarlo, si es que lo hacen".

Si la recuperación económica es tan lenta como se pronostica, han advertido, miles de familias se verán sin ingresos, o con una renta demasiado básica como para cubrir todas sus necesidades. En este sentido, Martín de Lera recuerda que ya antes de esta pandemia, elInforme sobre exclusión y desarrollo social en Castilla y León de la Fundación FOESSA recogía que el 13 por ciento de la población de nuestra comunidad, a pesar de tener trabajo, está en exclusión.

Los datos recogidos en las últimas semanas indican que las más de 1.200 personas atendidas en Orientación Laboral, con más de 4.000 intervenciones, "son una muestra de una realidad cambiada que repercute en toda la estructura económica y social, pero también personal y ante la que todas las Cáritas de la región intentan ofrecer respuesta en la línea de trabajo que marca el ofrecer luz al que más lo necesita y acompañar a los más vulnerables".

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