Solidaridad placentera

  • Valladolid cuenta con cuatro tiendas de comercio justo.
  • En ellas se puede encontrar de todo.
  • Además, cooperas con varias ONG yendo de compras.
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Si quieres colaborar con una ONG y no tienes tiempo o no quieres comprometerte cada mes con una cuota, el comercio justo es tu opción. Tus compras podrán ayudar a trabajadores de países como Ecuador, India, Indonesia o Colombia, entre otros, que producen artículos de alimentación, ropa, droguería o decoración que les permiten vivir dignamente.

Aunque en las tiendas de comercio justo puedes encontrar de casi todo, la alimentación es la estrella. Café, cacao, miel, azúcar, especias, infusiones, refrescos, bebidas alcohólicas, pasta, salsas, mermeladas e, incluso gominolas, son algunas de las cosas que puedes comprar. Su precio puede parecerte algo superior al del supermercado pero redunda en un producto de mejor calidad.

A la comida se unen también cremas, ropa de algodón orgánico con colorantes naturales, objetos de decoración y, lo último, productos de limpieza que se venden también a granel, para reducir el uso de envases.

Azacán Serso, en el paseo Farnesio; Sodepaz, en Fray Luis de León; Intermón Oxfam, en Colmenares, y Adsis, en Mirabel, son las cuatro Ong que ofrecen este tipo de artículos en Valladolid.

Jesús Gómez, comercio justo

Jesús Gómez. Azacán Serso Castilla y León. «Reducimos los intermediarios»

Es la cabeza visible de una de las Ong dedicadas al comercio justo en Valladolid y trabaja para que triunfe un comercio en el que «se ponga por delante a las personas». «Tanto el productor como el consumidor salen beneficiados con este tipo de productos», reconoce.

El beneficio viene marcado por la calidad de cada uno de ellos, son de alta gama, y la eliminación de intermediarios que encarecen lo que nos encontramos en las tiendas y no pagan más al que lo produce.

«El café ha sido siempre el referente del comercio justo. El que consumimos habitualmente no es el mejor y hasta llegar a nosotros pasa, de media, por 15 manos. Aquí sólo hay, como mucho, cuatro, incluidas la del productor y el consumidor». Su trabajo comenzó hace 12 años y en ese tiempo «se ha avanzado mucho, aunque aún queda  camino por recorrer».

Sus consumidores habituales son «gente muy concienciada que termina enganchándose a los productos». «Parece que son más caros pero, en el fondo, cunden más».

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