Tristeza, rabia e impotencia. Estos tres sentimientos se han mezclado en uno sólo entre los 120 componentes de la falla San Miguel-Plaza Vicente Iborra que han presenciado como las máquinas han iniciado este martes a las 10 horas los trabajos de demolición de su barraca, casi con un día de antelación de lo que el Ayuntamiento había notificado.

Tanto la fallera mayor, Míriam Jiménez, como el resto de jóvenes han sido un paño de lágrimas, mientras otras observaban con incredulidad cómo caía el casal que ellos mismos levantaron con sus manos hace más de 30 años cuando en su lugar había un solar insalubre.

El Ayuntamiento lo cedió a la comisión en el año 1978 y al cabo de un año y medio, la falla lo había limpiado y acondicionado con la construcción de una típica barraca valenciana. Sin embargo, el Consistorio necesita el terreno para construir un retén de bomberos y de Policía Local.

Aún así, los falleros no se dan por vencidos y han presentado una denuncia en el juzgado al entender que tienen algún tipo de derecho sobre la propiedad, al haberlo mantenido y adecuado durante más de 30 años. Además, solicitaron una paralización cautelar del proyecto hasta que se dictara sentencia, pero el Ayuntamiento no ha querido demorar la obra.

La comisión busca ahora un bajo donde poder preparar las fallas de 2009, puesto que como ha explicado su presidente, Eduardo Xirivella, "ahora estamos de patitas en la calle y nadie del Ayuntamiento se ha interesado en ayudarnos a buscar una alternativa".

El Concejal de Seguridad, Miquel Domínguez, ha comentado que "les podemos ceder el antiguo retén de la Policía Local que está muy cerca de la barraca".

Sin embargo, para la falla "no es una alternativa real puesto que sería para dentro de tres años cuando terminen las obras y hasta esa fecha seguimos en la calle. Además, nos hemos enterado que ese bajo es para la Universidad Popular".

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