"No podemos considerar que el rápido crecimiento de las urbes es armonioso si los residentes de los barrios marginales no cuentan con oportunidades laborales que les permitan mejorar sus condiciones de vida", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un mensaje con motivo de la celebración este lunes del Día Mundial del Hábitat. Ban advirtió que el "crecimiento armonioso" de las ciudades tampoco puede darse si es a expensas de la naturaleza.

Recordó que parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) incluyen la mejora significativa de las condiciones de vida de al menos 100 millones de los barrios más marginales del planeta. "Las ciudades tienen el potencial de ser los lugares donde lograr un desarrollo equilibrado, donde gente de diversa identidad viva en armonía y donde coexistan las condiciones de vida saludables con el ahorro energético y una reducción de los desechos", apuntó.

"Crear condiciones de vida dignas"

El máximo responsable de la ONU instó a todos los actores de la vida urbana a "crear condiciones de vida dignas para todas las mujeres, hombres y niños que a la vez preserven el patrimonio natural e impulse en crecimiento limpio e inteligente".

Uno de cada tres habitantes de una ciudad reside en una barriada pobre, según cifras de la ONU, que considera que el crecimiento de estos asentamientos en los últimos quince años "no tiene precedente". Estos barrios que también se conocen como villas miseria, barrios jóvenes o favelas, suelen carecer de acceso adecuado a servicios sanitarios, cloacas y otros servicios básicos, como la salud o la educación.

En muchos casos carecen de poder político o identidad jurídica porque han crecido sin autorización en terrenos de los que sus habitantes no son sus propietarios legales. La directora de la agencia especializada de la ONU en la gestión y el desarrollo integral de los Asentamientos Humanos (CNUAH), Anna Tibaijuka, recordó que las 1.000 millones de personas que viven en barrios marginales en todo el mundo convierten su mejora en uno de los mayores desafíos de la agenda del desarrollo.

"Tenemos una responsabilidad moral y ética a la hora de convertir nuestras ciudades en lugares más armoniosos con la naturaleza y más abiertos a todo el mundo", afirmó en una declaración.