Un grupo de científicos canadienses ha descubierto que existe un vínculo entre la sensación de frío y el aislamiento social , según informa la BBC.
Estos investigadores de la Universidad de Toronto concluyeron que cuando la gente se siente excluida de una situación encuentran el lugar más frío que otros que sí se sienten integrados.
No sólo eso, si no que llega a influir en otro tipo de decisiones. Una persona aislada suele elegir una sopa caliente, antes que una manzana o un refresco.
Una de las pruebas fue coger a dos grupos de estudiantes por separado y pedirles que recordaran a unos una situación de la que habían sido rechazados en un evento o club social, y a los otros, una situación de aceptación. Después les pidieron que estimaran la temperatura de la habitación. Hubo quienes afirmaron estar a 12º y otros a 40º. Los que recordaron el rechazo dieron las temperaturas más bajas.
Aplicaciones
Los científicos han sugerido que este descubrimiento podría aplicarse para tratar a la gente que se siente triste o sola.
También sugiere que elevar la temperatura ambiente -por ejemplo- puede ayudar a la persona que no está bien de ánimo, del mismo modo que se utiliza la terapia de la luz para las personas que sufren del Desorden Afectivo Estacional (DAE).
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