"La masturbación femenina es más arriesgada que la masculina". Así de tajante se mostraba el clérigo suní Yusuf Al-Qaradhawi, una de las estrellas de Al Jazeera y Memri TV en un discurso retransmitido en octubre del año 2006.
En él, Al-Qaradhawi, que tiene más de 80 años, arguye que las mujeres "a veces insertan objetos que pueden ser peligrosos, especialmente porque el himen es muy sensible y se puede romper".
Entonces, según el clérigo, la acusarían de haber practicado sexo con hombres y "podría decir esto o aquello, pero nadie la creería".
"Sería un desastre para ella y su familia y algunos familiares podrían matarla", afirma Al-Qaradhawi, aunque añade que "está prohibido y es un pecado grave" (incluso en casos de "adulterio") y que, como mucho, debería ser "azotada, si confiesa cuatro veces o había testigos".
A pesar de lo que pueda parecer, Al-Qaradhawi no se encuentra entre los más radicales de la televisión islámica (mandó sus condolencias a los afectados del huracán Katrina, aprueba el diálogo con los cristianos -aunque no con los judíos- y aboga por una "reconquista pacífica" de Europa) y se encuentra a años luz de otros clérigos, como el kuwaití Tareq Sweidan, quien afirmó en 2005 que "los homosexuales deberían ser lapidados o lanzados desde una montaña".
Sobre las muertes de niños y mujeres israelíes
"A veces, una mujer o un niño pueden resultar heridos", admite el clérigo suní, que lo justifica afirmando que en Israel "las mujeres son reclutadas para el Ejército" y que "si algún niño sale herido [...] son necesidades de la guerra".
Sobre la homosexualidad
"Los homosexuales deben recibir el mismo castigo que cualquier pervertido sexual. [...] Lo importante es tratar este acto como un crimen", afirma la estrella televisiva, para quien "el lesbianismo no es tan malo como la homosexualidad".
Sobre la "conquista de Europa"
Al-Qaradhawi aboga por una "conquista pacífica" de Europa para acabar con el "materialismo y la promiscuidad" del Viejo Continente.
Sobre las bodas con cristianas y judías
El clérigo, en un acto impensable para muchos de sus colegas, autoriza las bodas de musulmanes con cristianos y judías bajo cuatro condiciones:
- Ella "no debe ser atea" bajo ningún concepto.
- La mujer "debe ser casta y pura".
- No puede pertenecer a un país "hostil al Islam". "No está permitido casarse con una judía de Israel", por ejemplo.
- "El matrimonio no puede hacerle daño a él". Con ello, el clérigo insiste en que "no haya alcohol ni carne de cerdo en su hogar".
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