La joven de 16 años cuyo bebé fue arrojado el pasado septiembre al río Besòs, donde falleció, pidió ayuda a los servicios sociales municipales de L'Hospitalet de Llobregat para abortar. Pese a esta solicitud, llevó el embarazo a término y el padre del pequeño, de la misma edad que la madre, lo lanzó al agua.
La menor acudió a un punto de información de Salut Jove el pasado 13 de marzo, cuando ya contaba 16 años y estaba embarazada de dos o tres meses, según informa El Periódico. Allí, la atendió una educadora social que la informó de que, con esa edad, necesitaba la autorización de sus padres para abortar.
Para sortear este requisito, la joven aseguró que sus padres se encontraban en Bolivia, a lo que la trabajadora respondió que lo que podía hacer era acudir a un centro médico e informar allí de su situación. Sin embargo, la menor nunca dio ese paso y no interrumpió el embarazo.
El padre lo arrojó al río
Los dos adolescentes llevaron el embarazo en secreto y, en el momento del parto, reservaron una habitación en una pensión, donde el bebé nació sin ningún tipo de asistencia sanitaria. Tras el alumbramiento, el padre tomó al recién nacido y fue al río Besós con la intención de deshacerse de él, mientras la madre creía que lo iban a dar en adopción.
El padre se dirigió a la orilla del río, donde intentó enterrar al bebé envuelto en una manta, pero unos testigos le sorprendieron y entonces arrojó al recién nacido al río.
Los Mossos d'Esquadra tardaron tres días en localizar el cadáver y el progenitor del pequeño fue privado de libertad y permaneció ingresado en un centro como medida cautelar, según informa el medio catalán.
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