El abandono de carritos de supermercado en plena calle se ha convertido en algo tan habitual como censurable.

Muchas pandillas de chavales los utilizan para transportar más fácilmente el calimocho y, cuando se lo han bebido todo, resulta más fácil aparcarlos en cualquier esquina que devolverlos al supermercado de donde lo cogieron prestado.

En lo que llevamos de fiestas, el servicio de Limpieza ha recogido más de un centenar de estos carritos y, a pesar de que su coste es elevado, ninguna de las empresas los reclaman.

«Alguien debería de parar esto, por el bien de los propios chavales», nos comentan los Amigos del Pisuerga, que han sufrido las consecuencias directas de los gamberros, ya que con los carritos han hundido una de sus barcas. «Hemos sacado del río más de siete carros... y los que falten».

Un esfuerzo adicional

Son días de mucho trabajo para los empleados del servicio de Limpieza del Ayuntamiento. A pesar de que se instalan -a mayores- 720 contenedores y papeleras en los 35 puntos festivos de mayor afluencia de público, las celebraciones elevan considerablemente los desperdicios y son necesarios un centenar de trabajadores extra a diario.

«La última carroza de la Partydance es el camión de la basura», ironiza el concejal de Medio Ambiente, Jesús Enríquez.

Sólo las fiestas generarán 150 toneladas de residuos urbanos, 35.000 kilos de vidrio y 970 kilos de papel, según los datos municipales. Aunque las previsiones no habían tenido en cuenta los 100 carritos de la compra.

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